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EUROPA PRESS - LONDRES El segundo aniversario de la muerte de la princesa Diana de Gales, que se celebra hoy está marcado en Reino Unido, al igual que lo estuvo su vida, por un supuesto escándalo en la prensa sensacionalista y el silencio del palacio de Buckingham. El escándalo llega por la publicación de la biografía del que fue amante de la princesa James Hewitt.

La familia real permanece al margen de toda celebración, dejando que el hermano de Diana, el conde Spencer, sea el que ice la bandera a media asta en su mansión de Althorp, donde está la tumba de lady Di.

Este año los resultados han sido decepcionantes "10.000 personas menos que el pasado" en la apertura al público del dominio, que alberga la tumba de la que el primer ministro, Tony Blair, había llamado la «princesa del pueblo», en una isla en el centro de un lago. Por su parte, los periódicos publican desde hace varios días el «Caso Diana», como en los mejores tiempos de la carrera mediática de la princesa de Gales, fallecida el 31 de agosto de 1997 en un accidente de coche en París. Para la prensa, el filón de Mohamed al-Fayed denunciando un complot y el asesinato de su hijo Dodi y de Diana ha acabado por agotarse, más todavía a la luz de las banales conclusiones de una investigación jurídica francesa sobre el accidente, causado por el alcohol y una velocidad excesiva.

Sin embargo, la imagen de lady Di ha vuelto a ocupar las primeras páginas de los periódicos desde que se anunció la publicación de una biografía de uno de sus antiguos amantes, el oficial de caballería James Hewitt.

No es la primera vez que Hewitt, apodado «la Rata» por su personal concepción del respeto a la vida privada de su antigua amiga, le juega una mala pasada desde su colaboración en el libro «Diana enamorada» en 1994. Diana le paró los pies un año después, relatando en la televisión su relación (1985-91) y su traición.