Los escolares españoles que tienen hiperactividad requieren de una atención individualizada.

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Entre un 3 y un 5 por ciento de la población escolar española está afectada por el denominado «Síndrome de Hiperactividad», cuyo resultado, en la mayoría de los casos es el fracaso escolar, debido a que estos estudiantes suelen ser inmaduros, impulsivos y tienen problemas para concentrarse.

No obstante, según explicó la presidenta de la Asociación de Niños con Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención, Alicia Luna, muchos padres no saben que sus hijos padecen este síndrome, simplemente piensan que son niños muy traviesos, y no les ofrecen la educación especializada que necesitan, por ello tanto en sus estudios como en sus relaciones sociales llegan a ser unos fracasados.

«Es muy importante que los padres den a los hijos afectados una educación especializada, ya que sólo un 25 por ciento de estos niños cuando llegan a la pubertad consiguen llevar una vida normal, mientras que un 50 por ciento continúan padeciendo este síndrome, acabando con depresiones, y el otro 25 por ciento restante termina en la droga o en la delincuencia», advirtió.

Esta madre, junto con otras 40, han creado esta asociación privada, de carácter nacional, con objeto de buscar soluciones para que estos niños puedan llevar una vida normal, y de ofrecer a los padres información sobre la educación más adecuada. De momento, están recogiendo firmas con objeto de reivindicar a la Administración que se les de una enseñanza personalizada, en clases de 10 ó 12 alumnos, y no de 25 como ahora. Por otra parte, Alicia Luna destacó que los más afectados por este síndrome suelen ser varones. Se estima que de cada diez afectados, ocho son chicos, aunque se desconocen las causas.

Los expertos barajan desde la posiblidad de que existan factores genéticos para el desarrollo de este síndrome, hasta la posibilidad de alergias alimenticias, problemas prenatales, fallos en los neurotransmisores o, incluso, una intoxicación de plomo. Generalmente estos niños se detectan porque no paran quietos, no aguantan viendo la televisión, no escuchan a los padres, son «suicidas en potencia» porque no ven el peligro, impulsivos, suelen tener problemas de psicomotricidad, problemas para dormir y, a pesar de comer mucho, están delgados.