Muchos vecinos de Pollença se sumaron al pancaritat en el Puig de Maria. | J.M.

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La Part Forana celebró este lunes los primeros Pancaritats con los que es tradición poner punto y final a las celebraciones de la Semana Santa en Mallorca y dar cuenta de las últimas panades y robiols, si bien las paellas han ganado terreno en los últimos años a la gastronomía tradicional. El día soleado, por fin tras unas fiestas condicionadas por la lluvia y el viento, invitó a miles de personas a acercarse a las ermitas de Sant Vicenç en Muro; el Puig de Maria en Pollença; el oratorio de Crist Rei en Selva, el santuario de Santa Llúcia en Mancor de la Vall y el Castell de Sant Elm en Andratx.

Este año se han batido récords de participación en algunas de las romerías, como es el caso de Sant Vicenç, donde hubo largas colas para poder entrar en la ermita, alrededor de la cual los vecinos de Muro y sus allegados disfrutaron de las paellas, las ensaimadas repartidas por el Ajuntament así como de la animación infantil con el grupo Cucorba y el ball de bot con Revetla d’Algebelí. El concejal de Fiestas, Rafel Gelabert, celebraba el éxito de convocatoria en un acto tan tradicional como es el pancaritat, que también contó con una misa oficiada por el rector, Pere Gerard.

Las camisetas y los pañuelos fucsias repartidos por el colectivo juvenil Sense Filtre dieron color al 'pancaritat' de Muro y aún más al «tardeo» que concentró a miles de personas a partir de las cinco en las calles del pueblo donde se concentran los bares. «Estamos preparados, hay una charanga formada por jóvenes músicos de Muro haciendo un pasacalles, hemos cerrado al tráfico las calles por las que la gente iba a pie a la ermita y los alrededores de los bares siguiendo nuestro plan de seguridad», explicaba el alcalde de Muro, Miquel Porquer, muy satisfecho con la gran participación. De hecho, tras la sobremesa en la ermita, la fiesta se trasladó a los alrededores de los bares hasta la madrugada para todos aquellos que hoy no tenían que madrugar.

Éxito en Pollença

En el Puig de Maria la asistencia fue también muy elevada. La Obreria había calculado un centenar de raciones de arròs brut ofertado para recaudar fondos para las obras de reforma de la cocina de la hospedería. Pero «el sábado se disparó la venta de tiquets y hemos tenido que servir unos 180 platos, con el refector lleno y más de 40 personas colocadas en mesas en el exterior», explicaba Joan Ferriol, obrer del Puig de Maria. En la explanada que rodea la ermita de Pollença hubo xeremies, bailes tradicionales y muchos otros pollencins que subieron a pie para celebrar el pancaritat por su cuenta en familia o con amigos.

Por su parte, Mancor de la Vall vivió ayer un Pancaritat un tanto especial ya que a los actos de la tradicional romería se le unieron los de la celebración del 99 aniversario de la independencia del municipio. Así, la comitiva desafió al fuerte viento y salió en romería hacia Santa Llúcia donde se concentraron unas 600 personas para disfrutar de una comida con amigos y familiares. En total, particulares y asociaciones locales prepararon 12 paellas.

Pancaritat en la ermita de sant vicenç de Muro
Pancaritat en la ermita de sant vicenç de Muro. Foto: P. Bota
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Con motivo de la celebración de los 99 años de independencia de Selva, el Ajuntament de Mancor preparó además un programa de actividades donde no faltaron el baile de los cavallets y los gegants. La regidora de Educació i Cultura, Catalina Coll, fue la encargada de leer el manifiesto en el que recordó como el 2 de abril de 1925 Mancor consiguió ser un municipio independiente. La fiesta continuó por la tarde en el municipio hasta bien entrada la noche.

Por su parte el municipio de Selva vivió también su pancaritat por partida triple: Selva, Caimari y Biniamar. Los vecinos de Caimari peregrinaron hasta Es Fornassos donde no faltaron las tradicionales corregudes de joies y la animación infantil. Como marca la tradición, aquí los vecinos prepararon un buen arròs brut para los asistentes. Mientras, en Selva, fue donde se concentraron más personas, unas 800 según la organización, que subieron hasta la ermita de Crist Rei para comer las últimas panades y robiols, aunque tampoco faltó el concurso de paellas, con unas 50 elaboradas.

Los vecinos de Andratx, también cumplieron con la tradición. Con salidas desde Andratx y s’Arracó, los residentes y visitantes se congregaron para emprender el camino hacia el Castell de Sant Elm, acompañados por la música de la Banda de Xeremiers d’Andratx y respaldados por la presencia de la Policía Local y los efectivos de Protección Civil.

Una vez en Sant Elm, se llevó a cabo una verdadera fiesta gastronómica en la que los asistentes pudieron degustar los exquisitos sabores de Mallorca, desde las tradicionales panades y crespells hasta las deliciosas cocas y robiols, auténticas joyas de la repostería mallorquina.

La pequeña capilla del Castell de Sant Elm se llenó de fervor con la celebración de la eucaristía, presidida por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, quien estuvo acompañado por mossen Joan Bordoy. Durante la ceremonia, Taltavull bendijo una estatua de escayola de Sant Elm, reciente adquisición que ocupará un lugar destacado en la capilla.

La jornada festiva continuó con una animada ballada popular a cargo de Aires d’Andratx, que amenizó el ambiente con música y alegría. Posteriormente, en la playa de la localidad, se organizaron diversos juegos infantiles para el disfrute de los más pequeños, cerrando así con broche de oro esta entrañable celebración que este martes se repetirá en Alcúdia, sa Pobla, Petra, Vilafranca, Llubí, Campanet, Montuïri, Algaida y Sant Joan.