Varios testigos afirman haber encontrado restos humanos al construir la piscina.

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Siete años después de que el Ajuntament de Pollença notificara al departamento insular de Patrimoni, a instancias del diario Ultima Hora, el posible hallazgo de una fosa común con restos humanos en el jardín de un chalet en Cala Sant Vicenç, comienzan las catas para intentar localizar alguno de los cuerpos en el exterior de la vivienda. Fuentes conocedoras del caso han informado de que la maquinaria empieza a excavar este viernes 15 de marzo.

Las mismas fuentes han confirmado a este diario que ha resultado «imposible» intervenir en el interior de la propiedad a pesar de que existen varios testigos que señalan claramente la ubicación de restos humanos a unos metros de la piscina. La única búsqueda que se ha realizado hasta la fecha dentro de la finca se hizo en septiembre de 2020 y fue muy limitada. Los expertos esperaban ampliar la zona de intervención interior, pero no se han obtenido los permisos.

La intervención que comienza este viernes fue incluida ‘in extremis’ en el último Pla de Fosses. Trata de dilucidar, si tal y como contó un obrero de la construcción a este diario, existen en esta localización restos humanos, y en caso de encontrarlos cuál es su origen. La principal hipótesis que se maneja es que puedan ser los restos de los prisioneros del franquismo utilizados como mano de obra esclava en la construcción del Camí de Cala Barques entre 1940 y 1942.

El Camí dels Pressos comienza a solo unos metros de la localización que se investiga y termina en un entramado de túneles en la montaña sobre el que las autoridades militares franquistas querían instalar una batería. La Comissió d’Estudis per a la Veritat solicitó durante años a Patrimoni que se apartara del caso y lo dejara en manos de la Comissió de Fosses. Finalmente fue una denuncia ante la Guardia Civil la que consiguió desbloquear la situación. El Consell acabó apartándose y la intervención fue incluida en el último Pla de Fosses del Govern. Para entonces la vivienda de la Cala Sant Vicenç llevaba años en venta sin ningún tipo de control de obra.

Cuando se redactó el mapa de fosas de Mallorca no existía ningún indicio de la existencia de una posible fosa en Cala Sant Vicenç. La situación cambió en la primavera de 2017 cuando un trabajador de la construcción ya jubilado contactó con Ultima Hora para confesar que «realizando unas obras en un chalet de la Cala hace años habían salido numerosos restos humanos y de ropa (zapatos y cinturones, entre otros)».

El testigo estaba muy afectado y consternado. Aseguró que había guardado silencio «por miedo a represalias» de la propietaria de la vivienda que les pidió (siempre según la versión del testigo) que tiraran los restos hallados durante la excavación del terreno para instalar la maquinaria de la piscina. «Tiramos algunos y otros los volvimos a enterrar», explicó. En 2017 ya se había exhumado la fosa de Porreres cuyas imágenes habían removido la conciencia colectiva. «No puedo continuar con esta carga», dijo el testigo.

El entonces alcalde Miquel Àngel March (Junts Acançam) dio cuenta de lo ocurrido al Consell de Mallorca e inició una serie de indagaciones a nivel municipal que lograron localizar a otros obreros que habían presenciado los hechos durante las obras de construcción de la piscina. Todos confirmaron la veracidad del primer testimonio y señalaron a los expertos el lugar exacto del suceso.

A día de hoy todas las hipótesis siguen abiertas, que se trate de restos arqueológicos, de una fosa del franquismo o incluso de un crimen.