Imagen del campo de fútbol de Na Capitana, en Petra.

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«Le expulsé por su conducta, no por hablarme en catalán». Así de clara y contundente se expresó la colegiada Laura Santos, de 24 años, envuelta en un asunto que ha trascendido más allá de lo deportivo en el partido de alevines que enfrentó el pasado sábado en el campo de Na Capitana al Petra y el Cardassar Atlètic. El técnico del equipo verdinegro, Miquel Santandreu, acusó a la árbitra andaluza, adscrita desde hace unas semanas al Comité Balear, de mostrarle la cartulina roja por no hacer caso a su petición de dirigirse a ella en castellano y apelar a su derecho a hacerlo en catalán.

Santos, en declaraciones a Onda Cero Mallorca, relató los hechos acaecidos durante el partido de alevines y negó tajantemente que su decisión estuviera motivada por razones de discriminación lingüística, siendo ya Santandreu amonestado durante la primera parte al dirigirse a la colegiada en los siguientes términos: «esto es una vergüenza», como refleja el acta del encuentro, a la que ha tenido acceso Ultima Hora, que contactó con la colegiada, quien declinó realizar declaraciones a este medio.

Desde la Federació de Futbol de les Illes Balears, se trasladaron unas declaraciones de la colegiada, nacida en Sevilla y que lleva poco tiempo residiendo en la Isla. «Llevo en Mallorca tres meses. Recibí la noticia de un puesto de trabajo como educadora social en un centro de menores no acompañados en riesgo de vulnerabilidad social. En cuestión de una semana pasé de vivir en Sevilla a Palma», recuerda.

Sobre la situación acontecida con el entrenador del Petra, explica la colegiada que «sucedió que, en el descanso, le pedí que cesara con su comportamiento de protestas y que necesitaba que me hablara en castellano y me dice que estamos en Mallorca y Baleares y que es mi obligación hablar en catalán. Le doy la razón pero le explico que, por la falta de experiencia, solo tres meses, necesitaba que me hablara en castellano. Se ha sacado todo de contexto», lamenta Laura Santos.

«El entrenador reiteró su comportamiento inadecuado con protestas continuas y se introduce en el terreno de juego diciendo 'esto es una vergüenza', considerando que no pito una mano», relata Laura Santos, colegiada de origen andaluz y residente desde el pasado mes de noviembre en Mallorca, donde trabaja en un centro destinado a menores con discapacidad funcional y prepara oposiciones a Guardia Civil. «Me acerco a él y le comunico que no pienso tolerar faltas de respeto en el fútbol base, que es una etapa en la que el objetivo es la educación de los menores», prosigue la árbitra.

Recuerda de la jornada que «el delegado se dirige a mí en todo momento en catalán desde que entro en el campo y no hay ningún problema. Nunca le pido que hable en castellano», apostilla Laura, quien deja claro que «hago por entenderle porque la verdad es que apoyo y respeto el uso de cualquier idioma, a la vez que no entra en mis valores cualquier tipo de discriminación a ningún colectivo social y valoro el enriquecimiento cultural que supone una lengua. No tengo fobia al idioma», asegura.

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Y sigue explicando el devenir de los hechos. «Después de avisarle, como continúa, decido amonestarle y continúo con el partido. Al acabar la primera parte, le pido que desista de su conducta en la segunda y, directamente, sigue protestando», en referencia a Miquel Santandreu, técnico del Petra. En ese momento, Santos no puede comprender «y localizar las palabras que dice y usa, pero por lo exaltado de sus gestos y su forma de hablar, interpreto que no está de acuerdo con mi actuación. Le pido que, para que haya comunicación, si puede dirigirse a mí en castellano para favorecer la dinámica», añade la colegiada.

A medida que la situación se calienta, Santos intenta «comprender lo que dice -Santandreu-, pero entiendo entre sus palabras que dice 'eres muy mala' o 'voy a hacer lo que me da la gana'». Por ello, le mostró la segunda amonestación y él «me dice 'tú estás en Baleares, debes hablar catalán'», a lo que dice la árbitra que le respondió que estaba «de acuerdo, pero estamos en España y para facilitar la situación creada, necesitaría que hablase castellano», apelando a su falta de conocimiento del catalán, al llevar poco más de dos meses en Mallorca.

Apunta Laura Santos que «la segunda tarjeta amarilla es por la conducta, él me dice 'eres muy mala, voy a hacer lo que me da la gana'». Por ello, penaliza «la falta de respeto y al entorno en el que nos encontrábamos, con menores», reiterándose en sus afirmaciones al asegurar que «es completamente falso que le expulse por hablarme en catalán».

Quiso, también, disculparse «si alguien se ha sentido ofendido por todo esto, pero nunca ha habido discriminación», recordando que lleva ocho años arbitrando «y estoy orgullosa del deporte, aunque la verdad es que estas cosas afectan, porque esto no va a favor de mis ideales. Respeto todos esos ideales mientras no se haga daño a nadie», apostilla, a la vez que lamenta que estos hechos afecten al fútbol base, «porque al final lo importante es que aprendan y disfruten del deporte».

«En estos tres meses que llevo arbitrando aquí, todos los entrenadores, delegados… se han dirigido a mí hablando en mallorquín y he hecho por entenderlos, entendiendo el contexto», continuaba la colegiada. «Espero, por mi parte, con el tiempo llegar a dominar mejor el idioma de aquí y no tendré problema en sentarme con el entrenador del Petra para hablar y llegar a un equilibrio y un entendimiento», afirmaba, tendiendo la mano al diálogo a Miquel Santandreu.

También dejó claro que estos hechos no van a frenar su carrera como árbitro, contando con el apoyo del Comité Balear, que no contempla tomar medidas contra ella a la espera de posibles acciones de Competición en referencia a los hechos acontecidos en este partido tan polémico.