Es Murterar. | R.P.F.

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Los trabajadores de Es Murterar de Alcúdia operan en remoto desde su sala de control otras centrales eléctricas y parques de energías renovables de dentro y fuera de Mallorca. Lo hacen en los meses en los que la central térmica de Alcúdia no produce electricidad y es que es importante recordar que la instalación cerró dos de sus cuatro grupos en el año 2020 y desde 2022 los dos grupos que quedan pueden funcionar un máximo de 500 horas al año cada uno. Arrancan solo cuando lo solicita el operador, en este caso Red Eléctrica. Ahora llevan apagados casi seis meses.

El operador explica que hasta la fecha ha incorporado energía de la central «siempre por criterios de eficiencia que coinciden habitualmente con los meses de mayor demanda». En consecuencia, se han programado estos generadores alcanzando el límite de horas anual cuando el precio era más bajo que el de los otros generadores y quedando horas disponibles en los años en los que el precio era más elevado», añade.

La vieja central térmica de Es Murterar es un ejemplo de lo que se conoce como ‘transición justa’. Empresa y trabajadores han evitado hasta la fecha despidos o traslados forzosos del personal a otras plantas de fuera de Baleares. Ahí es donde entra en juego la operatividad en remoto de otras instalaciones de Endesa. La situación no es precisamente sencilla y es que, Es Murterar tiene que estar preparada para arrancar en caso de emergencia de forma rápida a la espera de que se complete la instalación del segundo cable eléctrico entre Mallorca y la Península. Esta conexión estaba inicialmente prevista para 2026, pero ya se habla de 2030 y el tiempo corre.

«El cierre de las instalaciones es una decisión de política energética que corresponde a las administraciones y no al operador del sistema», dice Red Eléctrica. El operador recuerda que «La Llei de Canvi Climàtic i Transició Energètica de les Illes Balears sí vincula el cierre definitivo de la central con la puesta en marcha del segundo enlace».

Acerca de la fecha prevista para la puesta en marcha de la nueva infraestructura Red Eléctrica asegura estar «a disposición del Govern balear para que cuanto antes pueda materializarse una solución consensuada para una infraestructura clave para la transición energética de Baleares y la desfosilización del sistema de generación eléctrica de las Islas en condiciones de seguridad, garantía y calidad de suministro».

Baleares tiene por su insularidad una situación de vulnerabilidad energética. Aún quedan en la memoria colectiva los apagones que vivía Mallorca antes de la instalación del primer cable eléctrico. También el ‘gran apagón’ que sufrió Menorca en octubre de 2018. Más de 38.000 abonados de Ciutadella, Ferreries, es Mercadal, es Migjorn Gran y Alaior se quedaron sin suministro eléctrico durante más de 48 horas. El responsable directo fue un ‘cap de fibló’ que se llevó por delante alguna torre, pero la realidad es que aquella DANA solo evidenció la herida abierta tiempo atrás cuando un particular dañó con el ancla de su embarcación el cable eléctrico que conecta Menorca y Mallorca. El Gobierno central había postergado la reparación del daño.

El cierre progresivo de la central térmica de Es Murterar, en el marco del plan de reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, no podía poner a Baleares en riesgo de apagón. Eso es algo que tenían claro tanto la administración pública como las empresas eléctricas. De ahí que Es Murterar siga teniendo en 2024 un papel estratégico. No puede echar el cierre definitivo, aunque su operatividad es ínfima. Endesa y sus empleados hacen un juego de equilibrios para que el puzle energético no se derrumbe, a sabiendas de que realizar nuevas contrataciones para una central abocada al cierre es hoy un imposible.

El cierre parcial de Es Murterar se saldó en 2020 con la «salida voluntaria» de 33 empleados. Se fijó entonces una ‘plantilla mínima’ de 67 personas. Es, sobre el papel, el personal imprescindible para garantizar la disponibilidad de la central en caso de emergencia. La realidad es que «de aquellos 67 trabajadores hoy quedan 56 en activo», explican fuentes del comité de empresa.

«Hubo cambios organizativos en el área de generación eléctrica y se conformó una plantilla única en Mallorca para las centrales de Cas Tresorer y Son Reus (en Palma) y Es Murterar (Alcúdia). Cuando es necesario, se intenta dar apoyo a la central de Es Murterar, pero el problema es que en periodos de vacaciones o cuando se producen bajas de larga duración nadie puede ayudar a nadie», explican los empleados. Dicen que la situación se está manejando «con muchos esfuerzos y horas extras».

«Nuestra obligación es permanecer en funcionamiento y la plantilla se ajusta según las necesidades de cada momento para tener la planta operativa y disponible para que funcione las 500 horas al año por grupo cuando lo requiera el operador. La plantilla está ajustada por un acuerdo de los trabajadores y se ha invertido en formación para que 14 trabajadores sean ahora polivalentes. Se formaron para hacer operación y mantenimiento y gracias a estos acuerdos con el comité de empresa nadie ha tenido que ser despedido ni ha habido traslados forzosos», indica Magdalena Frau, directora de Comunicación de Endesa en Baleares.

Frau confirma que en estos momento los trabajadores de Es Murterar «realizan operaciones en remoto de otras instalaciones de dentro y fuera de Mallorca». «Se ha hecho un gran esfuerzo en hacer los cambios organizativos necesarios para optimizar la plantilla y no hacer despidos o traslados dramáticos», añade.

Los meses en que la central térmica de Alcúdia está parada (generalmente diez al año) algunos de sus trabajadores de la sala de control operan en remoto, mientras otra parte de la plantilla realiza pruebas y trabajos de mantenimiento de los sistemas, teniendo en cuenta que en cualquier momento les pueden ordenar un arranque rápido. «La central tiene que cumplir con los requisitos legales y de seguridad y eso implica mucho trabajo, hay que mantenerlo», explica el comité.

«La mayoría del personal trabaja en turnos de ocho horas y como mínimo hay tres guardias por día. Cada una de esas guardias tiene un responsable, dos operadores en sala de control y tres o cuatro operadores de planta (ahora solo tenemos dos por guardia)», añaden. Los operadores de planta son los encargados de realizar maniobras de campo, fuera de la sala de control.

Según la directora de Comunicación de Endesa en Baleares, «el ambiente en la central es bueno». «Hacemos un esfuerzo para remar todos en el mismo sentido y si se tienen que hacer horas extra es solo por necesidades puntuales de acuerdo con necesidades operativas y dentro de la normativa y los límites previstos. Siempre de acuerdo con los trabajadores», añade.