Los cuatro helicópteros que aterrizaron este jueves por la tarde sin permiso en una finca privada de Colònia de Sant Jordi, se han marchado esta mañana sin que hasta ahora se conozca su destino o si volverán a los terrenos en los que se posaron por sorpresa. | Redacción Part Forana

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Los ocupantes de los cuatro helicópteros que aterrizaron este jueves por sorpresa en una finca privada de Colònia de Sant Jordi reían y brindaban con champagne cuando les interpeló la Policía Local, avisada por los vecinos de la zona. Las aeronaves se han marchado este viernes sin que hasta ahora se conozca su destino o si volverán a los terrenos en los que se posaron por sorpresa. Fuentes vecinales aseguran que los helicópteros transportaban a un grupo de americanos que venían de Ibiza y tenían previsto pasar cuatro días en Mallorca.

El aterrizaje de los helicópteros causó este jueves gran indignación entre algunos residentes. Los vecinos escucharon un fuerte ruido y se alarmaron. Al salir de sus viviendas, comprobaron que las cuatro aeronaves habían ‘aparcado’ muy cerca de sus casas. Inmediatamente, dieron aviso a la Policía Local y a la Guardia Civil. El 112 también recibió decenas de llamadas.

Tras el sorprendente aterrizaje, una quincena de personas que ocupaba los cuatro helicópteros se puso a beber «como si fuera lo más normal del mundo», explicó una residente de la zona. «Cuando han pasado creía que los árboles del jardín se caían. Nos hemos asustado mucho», añadió. La vivienda que ocupa parte de la finca en la que se posaron los helicópteros pertenece a unos ciudadanos belgas que la han adquirido recientemente y, según relataron los residentes, en las últimas semanas se ha notado un incremento de entrada y salidas de turistas extranjeros.

Normativa

Fuentes aeronáuticas consultadas por este diario señalan que la normativa por la que se regula la actividad de los helicópteros civiles es muy concreta. Sólo pueden aterrizar y despegar en los aeródromos, helipuertos o helipuertos eventuales especialmente autorizados. Así pues, no pueden hacerlo en el interior o en las proximidades de las aglomeraciones urbanas o de inmediata vecindad de aeródromos, con excepción de los casos en que se efectúen operaciones de salvamento, de transporte sanitario de urgencia o preventivos de accidentes. Para que puedan operar, este tipo de aparatos necesita disponer de una autorización de Operaciones de AENA y contar, para ello, de un plan de vuelo.