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La entidad Inca-Mallorca Solidària ha finalizado su primer proyecto en solitario consistente en aportar materiales, herramientas y conocimientos a algunas de las 27 aldeas que conforman la región de Diacounda, en Senegal. En total han sido «diez toneladas de artículos donados y comprados, que ocuparon un contenedor de cuarenta pies de longitud», explica la responsable de la entidad, Antonia Triguero.

Hubo un trabajo previo realizado en 2012, cuando voluntarios de Inca-Mallorca Solidària viajaron a la zona para recoger las necesidades que existían y detectar aquellas circunstancias en las que podían ayudar.

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En abril comenzaron los desplazamientos por turnos de los doce voluntarios que han formado parte de la expedición. Tras pasar los trámites de aduanas, llegó el material a su destino y con él se pudieron montar «cuatro aulas de informática (con ordenadores donados por el Queen’s College y el CEIP Can Bril de Sencelles), una guardería, cuatro pozos de agua y una maternidad», explica Antonia Triguero. Las reformas que se han llevado a cabo han permitido dignificar todos estos espacios, especialmente la maternidad que estaba en unas pésimas condiciones. La asociación ha hecho llegar también material didáctico en español, algo que los estudiantes han recibido con alegría pues «su nivel de español es muy bueno».

Se ha apoyado a tres cooperativas de mujeres mediante la entrega de herramientas agrícolas y enseñándoles a elaborar confitura de mango, para poder vender o intercambiar en otros mercados. También se han aportado dos máquinas de coser por cooperativa. Otra de las alegrías han sido las sesenta bicicletas que fueron donadas y posteriormente revisadas por Càritas. Se trata un medio de transporte esencial en la zona que también beneficiará a las mujeres y niños.

Inca-Mallorca Solidària planea volver en noviembre con médicos especialistas voluntarios.