El director general de Agricultura, Fernando Fernández, presentó este lunes el plan que está en exposición pública.

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«Ante un contexto de cambio climático es imprescindible substituir las fuentes convencionales que hasta ahora utilizábamos para el regadío por otras no convencionales como es el agua regenerada». Así de claro se mostraba ayer el director general de Agricultura, Fernando Fernández, al presentar el Plan General de Aprovechamiento y Optimización de Aguas Regeneradas, la hoja de ruta propuesta por la Conselleria para ejecutar entre 2023 y 2027, y que contará con un presupuesto global de 60 millones de euros.

La ejecución de este plan supondrá regar con agua regenerada el 60 % de los campos agrícolas, un 20 % más que en la actualidad que se utiliza agua de pozos. En realidad, este sistema de riego es una reivindicación de hace años de las organizaciones agrarias aunque para ello se precisa aumentar las infraestructuras existentes. «Durante esta legislatura hemos tratado de poner a punto todas las instalaciones que teníamos disponibles. Ahora es el momento de plantear el siguiente paso que es un plan general de aprovechamiento y optimización», apuntó ayer Fernández al avanzar la construcción de seis nuevas infraestructuras en el conjunto de Baleares, de las cuales cuatro son en los municipios de Sóller, Calvià, Campos y Felanitx.

En las Baleares se riegan unas 13.000 hectáreas, de las cuales 3.604 se riegan actualmente con aguas regeneradas, según apuntan des de la Conselleria que señala que los acuíferos de Baleares, sobreexplotados en algunas islas, y la competitividad de las explotaciones agrarias en regadío, «hace necesario continuar con las actuaciones llevadas a cabo para mejorar el regadío de cara al futuro», apunta el Govern.

El plan se estructura en ocho programas de actuación que cogen todos los ámbitos de actividad desde inversión en infraestructuras, pasando por proyectos de mejora en materias de seguridad de las balsas, evaluar el rendimiento del regadío a nivel de finca, programas de buenas prácticas agrarias y ambientales o la necesaria inversión en la investigación y innovación en el uso de aguas regeneradas.