La antropóloga Almudena García Rubio junto a Miquel Tortella y el vicepresidente Yllanes. | Pilar Pellicer

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La pluma estilográfica de Aurora Picornell, hallada junto a su pecho en la fosa número tres del cementerio de Son Coletes en Manacor, se convertirá en un símbolo de memoria y de reparación. Su familia ha donado todos sus objetos al Govern para que sean restaurados y exhibidos en un espacio memorialístico cuya ubicación se consensuará con las entidades memorialistas en las que aún hay muchas personas que siguen buscando a sus desaparecidos. La familia también colabora con el Govern para depositar los restos de Picornell en un espacio de acceso público que recupere su memoria y ayude a cerrar heridas.

«La pluma de Aurora dice mucho: Me quitareis la vida pero no me quitareis mi manera de defender las ideas, la escritura... Para la familia ha sido una alegría inmensa la identificación de los restos de mi tía abuela. Queremos agradecer el esfuerzo del Govern que ha llevado a cabo la búsqueda. Habían abierto Porreres y habíamos perdido las esperanzas de encontrarla, pero estaba aquí. Estoy muy contento de la trascendencia pública, de que se sepa la persona que era», ha explicado este viernes 2 de diciembre Miquel Tortella, sobrino nieto de la 'Pasionara mallorquina' en el cementerio de Son Coletes de Manacor. Allí permanecen custodiados los objetos que Aurora se llevó a la tumba. Además de su pluma estilográfica, varios botones de nácar, un imperdible y algunos pesos de plomo que se utilizaban en la época para dar caída a los vestidos y a los abrigos. También está allí la bala que tenía alojada en el cráneo, un balazo mortal de necesidad, que sin embargo fue solo uno de los múltiples disparos que recibió.

Junto con el vicepresident del Govern, Juan Pedro Yllanes, el director general de Memòria Democràtica, Marc Herrera y la antropóloga Almudena García Rubio (Aranzadi), Tortella ha visitado la fosa en la que se exhumaron los restos de su tía abuela y de otras cuatro mujeres. A falta de un resultado positivo de las muestras de ADN ya se da por hecho de que se trata de las ‘Rojas del Molinar (Catalina Flaquer y sus hijas Antònia y Maria Pascual) y Belarmina González.

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«Honestamente y personalmente creo que la identificación de la tía abuela Aurora sirve para cerrar heridas. Se ha de reconocer a su persona y quienes todavía buscan a los suyos tienen derecho a saber dónde están. Es por eso, que aunque hoy estoy yo aquí, hablo en nombre de toda la familia cuando digo que hemos decidido que todo sea público. No queremos que se politice. Aquí no se trata de bandos sino de personas. El proceso es un final a nuestra búsqueda pero esto no se para aquí. La identificación de Aurora y el hallazgo de su pluma se ha convertido en un icono para mucha gente que merece que se haga el mismo esfuerzo de búsqueda y el mismo respeto», ha explicado.

Dentro del cuarto Pla de Fosses del Govern (a punto de adjudicación) hay una partida económica prevista para la restauración de los objetos hallados durante las exhumaciones. La identificación de Aurora y con toda probabilidad las 'Rojas del Molinar’ en la fosa de Son Coletes abre además nuevas vías de investigación y son muchas las familias que recobran la esperanza de recuperar los cuerpos de sus desaparecidos. La principal hipótesis, que rescribe la historia de la memoria democrática en Baleares, es que los prisioneros de Bellver o de Can Sales acabaron en la fosa de Son Coletes y no en Porreres como se pensaba hasta ahora. «Hay muchas incógnitas abiertas para resolver. Hay gente que buscábamos en Porreres que desapareció en otoño de 1936 y allí no estan. Desde nuestras disciplinas trabajamos para que la identificación de víctimas pueda avanzar», ha explicado Almudena García Rubio.

El vicepresident Yllanes ha renovado su compromiso de seguir buscando a todos los desaparecidos. Es importante recordar que las fosas de Porreres y de Son Coletes (Manacor) son fosas negadas. Todas las personas exhumadas son prisioneros que según los papeles de la época habían sido 'liberados' de sus respectivas prisiones, pero nunca volvieron a sus casas. Los historiadores siempre habían mantenido que los desaparecidos fueron asesinados en la cruz de Porreres y arrojados a fosas en el cementerio local. La apertura de la fosa de Porreres arrojó luz sobre aquellos hechos probando que los desaparecidos nunca abandonaron a sus familias, fueron asesinados y sus muertes negadas durante años, algo que se considera un crimen de lesa humanidad.

Las exhumaciones en Son Coletes han dado ahora un vuelco a la historia. Las primeras identificaciones corresponden (como en el caso de Aurora Picornell y de su padre) a prisioneros procedentes de las prisiones de Bellver y Can Salas. Los genetistas esperan que en breve se produzcan más identificaciones.