Miles de personas recorrieron cada una de las once instalaciones que se montaron el sábado. | Laura Becerra

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El pasado visto en el presente con un perfecto juego de luces y sombras. Así se vivió el pasado sábado por la noche la nueva edición de Contrallum, una iniciativa cultural única en Mallorca que empezó en el 2016 y que, año tras año, no ha dejado de sorprender a los vecinos y visitantes. Miles de personas hicieron el recorrido de este año, que se centró en el barrio de ses Cases Noves, levantado hace dos siglos. Las características de la zona, obligaron al Col·lectiu Contrallum a que el recorrido, todo indicado con pequeñas lucecitas, fuera más corto que en ediciones anteriores, aunque contó como siempre con las once instalaciones que componen cada edición del Contrallum. El barrio escogido invitaba a reflexionar sobre el paso del tiempo y la evolución del ser humano, su manera de producir y de hacer.

Los molinos, la Cova den Gaspar o sa Farinera fueron algunos de los puntos escogidos para acoger alguna de las instalaciones, la mayoría hechas con materiales reciclados y donados por los comercios y vecinos de Sineu. En esta edición, además, han participado en la iniciativa los alumnos de cuarto del colegio público Rodamilans y los estudiantes de los ciclos de electricidad del instituto de Sineu y del Centre Integrat de Formació Profesisonal Joan taix de sa Pobla.

La interactividad también estuvo presente en el Contrallum de este año con una demostración de danza y música, y con la presencia de la ilustradora Blanca Alonso que reinterpretó algunas fotografías antiguas del pueblo de Sineu en directo. La idea del espectáculo del Contrallum surgió en Sineu con la intención de crear una noche de arte y cultura en el municipio. La iniciativa se ha consolidado con los años y unos 80 voluntarios velan para que sea un éxito. Y lo consiguen.