Las calles de Binissalem se cerraron al tráfico desde primera hora de la tarde, para que los vecinos y anfitriones pudieran engalanar sus portales e instalar las mesas. | Pilar Pellicer

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Binissalem continuó este viernes la Festa des Vermar con otro de sus actos más multitudinarios, el sopar a la fresca, una cita que volvió a reunir a miles de personas en torno a la mesa en prácticamente todas las calles del pueblo. Desde las cuatro de la tarde, la Policía Local había empezado a cerrar calles, salvo las vías de emergencia, y fijó varias zonas de aparcamiento en el polígono y alrededor del Camí de Pedaç y al otro lado de la carretera vieja, hacia el Camí de Son Roig.

Muchos invitados aprovecharon los servicios especiales que puso Serveis Ferroviaris de Mallorca para llegar en tren, puesto que había frecuencias hasta las tres de la madrugada, suficiente para disfrutar de la sobremesa y del esperado reencuentro con esta fiesta.

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Las calles estuvieron muy animadas.

Las calles se llenaron de mesas, algunas con decenas de comensales y compitiendo en buen gusto en la decoración. Todo el mundo sacó sus mejores plantas y sus vajillas de barro o de porcelana, mantelerías y objetos tradicionales y antiguos para celebrar un evento tan sentido como el Sopar a la Fresca de Binissalem. Las calles Concepció, Pere Estruc y des Fang fueron algunas de las más concurridas.

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El Ajuntament repartió vino a un euro la botella entre todos los hogares que se habían inscrito y también animó el ingenio al premiar a la mesa mejor engalanda. Mientras, varias colles de xeremiers desfilaron calle por calle para poner la banda sonora a esta tradición, que cada año atrae hasta el pueblo a miles de personas. Ya pasada la medianoche, hacia la una, estaba previsto celebrar un Correfoc a cargo de la colla de dimonis Fil·loxera de l’Infern y Xamo Xamo, como colofón a la velada.