Batalla campal. Por la tarde, la comitiva va a buscar las dos grandes balas y las traslada hasta la plaza Nova, donde tiene lugar la batalla de paja y agua. La diversión está asegurada en esta jornada que ha revitalizado las fiestas. | Emilio Queirolo

TW
6

El Embala’t de Sencelles no ha defraudado. Después de dos años de parón por la pandemia, la gente tiene ganas de fiesta y este domingo quedó patente en esta celebración que nació hace 16 años con el objetivo de revitalizar las fiestas de la Mare de Déu de Sencelles. Un hito que ha alcanzado con creces.

Aunque la batalla no empezó hasta pasadas las cinco de la tarde, la fiesta ya se vivió con intensidad unas horas antes. A media mañana, se hicieron los Jocs del Pla con mobylette (recrean los juegos de Sant Joan de Ciutadella) y, después, se celebró la tradicional comida de fideus de roter en la plaza Nova en la que participaron más de 1.000 personas.

La Comissió del Embala’t ha vendido este año un total de 1.085 camisetas en solo dos días. La presidenta de la Comissió, Maria Bauzá, explicó que «pusimos las camisetas a la venta y se agotaron muy pronto. Aunque hemos tenido peticiones para que ampliar el número de camisetas, no lo hemos hecho porque queremos evitar que la fiesta se masifique».

En parte, Sencelles ha conseguido evitar la gran aglomeración de esta fiesta, aunque es verdad que por la tarde llegaron jóvenes, y no tan jóvenes, de otros municipios para participar en la batalla de paja, el momento más álgido de la jornada. Sobre las cinco de la tarde, y una vez todas las mesas de la comida en la plaza Nova estaban recogidas, la comitiva, presidida por los garbejadors y el carro se dirigió hacia la finca del Pou Major desde donde se trasladaron las dos grandes balas de paja: una empujada por mujeres y otra por hombres.

La llegada a la plaza del Ajuntament ya fue un estallido de fiesta que, sin duda, se intensificó más si cabe cuando las balas entraron en la plaza Nova. Ahí se desató la locura y los sencellers empezaron a lanzarse briznas, que mesclaron con agua. Una combinación explosiva. Tras la batalla, y ya con el suelo cubierto de paja, la fiesta siguió hasta la noche.

El sábado, el Embala’t arrancó con la Capta, durante la que se recuerda la historia de esta fiesta. Los garbejadors son los protagonistas de este acto, aunque este año se ha introducido la figura del Dimoni, que quería robar la bandera de la fiesta. Los garbejadors lo evitaron y la celebración resultó un éxito.