El refugio antiaéreo del cuartel General Luque es el único de Mallorca que aún conserva todas las entradas originales, según el investigador Bartomeu Fiol. | Juanjo Roig

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El cuartel General Luque de Inca esconde un refugio antiaéreo que ha permanecido décadas prácticamente oculto. Ahora, el Ajuntament va a incluirlo en su catálogo patrimonial y va a acondicionarlo con el objetivo de ofrecer visitas guiadas y para organizar propuestas teatrales y artísticas.

El regidor de Patrimoni, Andreu Caballero, explica que «así como el cuartel sí que está catalogado, nos encontramos con que el refugio no aparece mencionado. Ahora, el arqueólogo Jaume Ripoll será el encargado de elaborar la ficha para ponerlo en valor». El investigador especialista en refugios, Bartomeu Fiol, asesorará en este trabajo.

En la actualidad, el refugio antiaéreo del cuartel General Luque se encuentra en un estado de abandono pero no presenta desperfectos graves, tal y como pudo comprobar el alcalde, Virgilio Moreno, en una visita que realizó recientemente con Andreu Caballero, Jaume Ripoll y Bartomeu Fiol.

Galería rectangular

Uno de los principales detalles que resalta de este refugio «es que es el único de Mallorca que aún conserva todas sus entradas», relata Bartomeu Fiol. A diferencia de los refugios antiaéreos públicos, «que con el tiempo se fueron condenado las entradas, tanto subterráneas como las puertas, en el caso de Inca nos encontramos con las tres entradas a la vista (las dos laterales del patio y una en el edificio interior)».

El trazado del refugio recorre el perímetro del patio interior del cuartel y consta de una galería rectangular que cubre una superficie cercana a los 400 metros cuadrados. Los dos lados más largos de la galería miden 61 metros y los más cortos, 26 metros. La anchura es mayor que los refugios públicos que se encuentran en Palma y llega a los dos metro y medio.

Su construcción es posterior al cuartel. Bartomeu Fiol indica que «se proyectó en julio de 1937 y se construyó entre el 37 y el 38». Tras su función como refugio se usó como galería de tiro y en las paredes aún se pueden observar los impactos de proyectiles.