La depuradora de Son Bosc, que da servicio a la Platja de Muro y Can Picafort, funciona por encima de su capacidad inicial y con frecuencia ha producido vertidos que han afectado al parque natural de s’Albufera, junto al cual está situada. | Redacción Part Forana

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Un estudio de la Agència Balear de l’Aigua i la Qualitat Ambiental (ABAQUA) sobre el funcionamiento de todas las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) que gestiona este organismo en las Illes Balears ha revelado que el 91,52 por ciento de todo el caudal que llega a la planta de Son Bosc presenta un exceso de salinidad. Además, los niveles de salinidad en muchas de mediciones triplican los 3 mS/cm de conductividad, que es el máximo establecido por el Pla Hidrològic de les Illes Balears.

Estos datos arrojados por el estudio de ABAQUA, entidad perteneciente a la conselleria de Medi Ambient, «imposibilitan la reutilización del agua depurada para uso agrícola, porque las estaciones depuradoras no están destinadas a desalinizar las aguas residuales», señalan fuentes de la Conselleria. Esto significa que el agua depurada resultante contiene prácticamente los mismos niveles de salinidad que antes de ser tratada.

Inviable para regadío

Esta valoración del agua que llega a Son Bosc choca directamente con el proyecto que defiende el teniente de alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, que exige construir una nueva depuradora que permita reutilizar el agua para regadío. Medi Ambient considera que habría que construir una desaladora para acondicionar el agua antes de depurarla y poderla reutilizar, con un coste medioambiental superior al beneficio que supone. «La desaladora de Formentera es un ejemplo de ello», apuntan.

El agua que llega a Son Bosc procede de los núcleos turísticos de Platja de Muro y Can Picafort, pertenecientes a Muro y Santa Margalida, respectivamente. Medi Ambient destaca que los problemas del caudal de agua residual es responsabilidad de los ayuntamientos, ya que esta salinización se produce en sus redes de alcantarillado.

«Puede deberse al mal estado de la red de alcantarillado, con roturas por las que se filtra agua salada en estos núcleos situados cerca de la costa; y también puntualmente puede haber vertidos de salmorra de desaladoras privadas en la red municipal de saneamiento, o del vertido de aguas residuales industriales», apunta Medi Ambient, quien responsabiliza a los ayuntamientos, y en concreto al de Santa Margalida, de provocar un mal funcionamiento de la depuradora de Son Bosc por el exceso de salinidad de sus aguas residuales.

Monjo no está de acuerdo en que estos valores se deban solo al saneamiento de Can Picafort, sino que denuncia el mal funcionamiento de la bomba impulsora de la Conselleria.

El estudio de ABAQUA abarca desde 2016 hasta 2019. Se ha analizado mensualmente el volumen de aguas residuales que superan el lindar de conductividad y se ha relacionado con el volumen total de agua tratado, con el objetivo de poder comparar los resultados de las distintas depuradoras y de las cuatro islas y su estacionalidad. En el caso de Son Bosc, el incumplimiento no se reduce a los meses de verano.

La opinión del futuro alcalde

Por su parte, Joan Monjo, que asumirá la alcaldía el próximo 18 de junio, acusa directamente a la Conselleria de Medi Ambient de no poner remedio a la mala calidad del agua de Can Picafort «para justificar que Més esté a favor de la aberración que es no reutilizar el agua depurada y echarla al mar».

Para Monjo, que se opone a la construcción de un emisario submarino, el exceso de salinidad del agua que llega a la depuradora de Son Bosc se debe a dos temas. «No sé cómo le sorprende a Abaqua que el agua sea salada, si su estación de bombeo en Can Picafort está rota y chupa agua del mar; y la segunda, que llevamos cinco años esperando que Recursos Hídrics nos autorice a inyectar agua de mayor calidad a los pozos para abastecer a las viviendas de agua menos salada, algo que tenía el visto bueno del anterior director, Alfredo Barón». La intención del Ajuntament de Santa Margalida es, según el futuro alcalde, mejorar la calidad del agua ya en origen comprando parte del agua a Abaqua y parte de pozos más alejados del mar.