Las rutinas diarias en la residencia de Cas Metge Rei se han visto alteradas por las medidas de prevención del virus. Los residentes no reciben la visita de sus familiares, pero el personal trata de llenar ese vacío y llevan tablets para que puedan verse por videollamada. | Ultima Hora

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En plena crisis sanitaria y con las residencias de mayores en el punto de mira por los graves casos de expansión de la Covid-19 que se han producido en distintas comunidades, la residencia de Cas Metge Rei de Santa Maria no se ha detectado ningún caso y ninguno de los 42 residentes que viven en ella presenta síntomas, tampoco ninguna de las 10 auxiliares de enfermería, cocineras, limpiadores, porteros y enfermera que los atiende.

El director de la residencia, Pedro Seguí, no oculta su malestar por lo que él considera «un desprecio por parte de los gobernantes y de los medios de comunicación al trabajo que realizamos en las residencias; antes de investigar lo ocurrido ya se ha dado por hecha una presunción de culpabilidad, cuando salvo en casos aislados, los trabajadores son profesionales que se están dejando la piel estos días más que nunca, con muchos menos medios que los hospitales».

El éxito que ha tenido hasta el momento la residencia de Santa Maria en evitar los contagios se explica en la prontitud con la que se aplicaron medidas de aislamiento y de prevención para evitar posibles contagios.

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Medidas drásticas
«Desde el primer día que se decretó el estado de alarma, aplicamos medidas drásticas; disponemos de unos espacios libres que nos han permitido realizar el aislamiento: los mayores están confinados en sus habitaciones, donde desayunan, comen y cenan. Y tenemos turnos para poder pasear por el pasillo, pero ellos no coinciden en zonas comunes, es duro pero está dando buen resultado», señala Seguí.

Pocos medios y mucha ayuda
Al igual que ha ocurrido en todo el país, en la fase inicial de la pandemia la residencia se encontró sin material sanitario suficiente para el personal. Aún así, la solidaridad del pueblo ha hecho que los cuidadores hayan podido usar mascarillas. Unas vecinas con dotes para la costura las han confeccionado y se las han hecho llegar. También un donativo de la Guardia Civil ha permitido contar con dos trajes (equipos de protección individual) una carencia que causaba angustia porque en cualquier momento podría haber caído alguien enfermo. Además, el Ajuntament está pendiente y nos han desinfectado todo el patio.

«Estoy muy agradecido, sobre todo al personal de la residencia, no hemos tenido ni una sola baja desde que empezó esta crisis y lo dan todo; y al pueblo, además de cosernos mascarillas, hoy una señora se ha levantado a las 5 de la mañana para hacernos pan de mollete frescos», destaca Seguí.

En la residencia de Cas Metge Rei, los 42 residentes tienen más de 80 años, e incluso hay una centenaria. Es un servicio público con lista de espera y una rotación de unas diez plazas anuales. Si todo va bien, el coronavirus no logrará alterar esta media.