Miles de personas reciben en Sineu al Much de Reig. | T.Ayuga

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Sineu vivió este lunes su gran día del verano, la Mucada, una fiesta que sin ser tradicional ha alcanzado 16 ediciones con más fuerza y participación que nunca.

Casas, calles y negocios se sumaron a la marea rosa con decoraciones tan estrambóticas como el guion mismo de esta neofiesta, que por segundo año consecutivo se celebró en lunes para tratar de reducir la llegada masiva de gente foránea «que viene por la tarde solo a hacer botellón, que no es para nada el sentido de la fiesta», comentaban desde la organización, la Muchal Foundation, mientras ultimaban los preparativos. Unas diez mil personas se suman a la Mucada cada año, llegados de toda la Isla.

Los primeros actos de la jornada se celebraron en el Puig de Reig, una colina situada en la salida de Sineu hacia Sant Joan donde cuenta una rondalla mallorquina que vivía una bestia bovina custodiando un tesoro. En esta leyenda se inspiraron un grupo de amigos, hacia 2004, para inventar el personaje del Much, obra de Miquel Tugores, y el guion de todo el ceremonial que acompaña a la fiesta. Poco después las mujeres también quisieron participar y se creó el personaje de la Muca, muy presente ayer en toda la iconografía que colgaba de la fachada del Ajuntament de Sineu, como el cartel con el «No és no i prou!», que simboliza la campaña contra las agresiones sexistas.

Precisamente éste fue uno de los mensajes repetidos por el pregonero de este año, Joan Munar, expresidente de la Muchal Foundation. En un largo discurso, interrumpido más de una vez por las ovaciones del público, Munar reivindicó diversas causas: comenzó por la singularidad de una fiesta no tradicional, sino que versiona distintas fiestas populares de Mallorca; pasó por la cultura propia, levantando los ánimos al son de Sor Tomasseta; abominó del fascismo con un «Arruix!» y recordó a un sineuer y mucaire que no pudo participar en la fiesta, con un «Valtonyc: aquí sí te queremos, a la Mucada siempre serás bienvenido», mientras el público clamaba libertad para el rapero.

El pregonero también tuvo clamas para el feminismo y lo hizo invocando a la Muca, el personaje femenino de esta fiesta, creado por iniciativa de las féminas unos años después que el Much, hacia el año 2005. Ayer, a las cinco de la tarde, después de la comida, Much y Muca se reunían en la «Porfessó de l?Enqüentro», otra de las parodias a los festejos tradicionales que figuran en el guión de la Mucada, entre grandes dosis de humor y de tolerancia a la broma, aunque sean las tradiciones más solemnes las que estén en el punto de mira.

Este año el Much ha sido interpretado por Llorenç Ferriol y la Muca por Neus Ribot. «Cada dos años convocamos elecciones para elegir a quienes representarán a los personajes de la fiesta», explican responsables de la organización, que no salen de su asombro por las dimensiones que ha tomado en los últimos años lo que comenzó como una juerga entre amigos. Y el pregón no dejó lugar a dudas en defender una fiesta local y familiar, en contrapartida con la invasión foránea actual, fruto del altavoz y del efecto llamada de las redes sociales.

«Entre la Mucada entrañable que ya todos llevamos dentro del alma o una fiesta postiza de merchandising de Eurocarnavales o los autocares que traen gente a las seis como si esto fuese una excursión del Imserso o un parque temático de reggaeton, la mayoría tenemos claro qué Mucada queremos», reclamó Joan Munar en el pregón.


A partir de la tarde, juegos florales en Mobylette y música llenaron de fiesta la Costa des Fossar, oficialmente hasta las 21 horas, cuando los sineuers y sineueres se despidieron del Much al ritmo de New York New York, aunque miles de jóvenes seguían la fiesta por su cuenta, a pesar de las anunciadas multas contra el botellón.