La producción de hace dos años fue la más grande de la historia en la zona y el 2018 fue una de las más bajas. La campaña 2019-2020 será muy inferior a la de hace dos años pero se situará dentro de los parámetros habituales en Tramuntana, siempre que llueva pronto.

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A pesar de la extrema sequía que ha sufrido este año el Valle de Sóller y, en general, la Serra deTramuntana, la Cooperativa Agrícola San Bartolomeu asegura que la maduración de la aceituna en la zona «sigue su curso» y que, a pesar de las gran escasez de lluvias, se espera que la próxima temporada esté «dentro de la normalidad».

Pese a lo que se comenta en Sóller debido a las elevadas temperaturas y a que no llueve prácticamente desde finales de enero, desde la Cooperativa la técnica Margalida Morey asegura que hay que huir de este alarmismo ya que «la floración de los olivos fue muy elevada y, en las zonas donde la aceituna cuajó la producción va adelante sin más problemas».

Morey admite que en algunas zonas de la Serra de Tramuntana, especialmente las situadas cerca de la mar, como en Deià o Valldemossa, «podría haber una merma importante» pero recuerda que «la referencia no puede ser la producción de 2017 ya que fue excepcionalmente elevada y fuera de lo normal ». De esta manera, si en estas zonas se habla de que la producción «un 30 por ciento de la de hace dos años, esto solamente supondría un poco menos de la producción de un año normal».

En 2017 solamente la Cooperativa de Sóller molturó 1.200 toneladas de oliva para la producción de aceite mientras que la aceituna de mesa procesada alcanzó las 90 toneladas, por lo tanto «no puede servir de referencia».

En cuanto a otras zonas del Valle como por ejemplo Fornalutx la previsión es una campaña «dentro de la normalidad».

Sin embargo desde la Cooperativa se insiste en que todo lo dicho está condicionado a la llegada de las lluvias de finales de verano. «Será clave que durante la segunda quincena de agosto o a principios de septiembre llueva suficientemente».

Poca mosca

Por otra parte, la falta de lluvias durante buena parte del invierno y toda la primavera también ha tenido efectos positivos a nivel fitosanitario. Pep Mora, técnico de la entidad agraria, recuerda que, por ejemplo, la sequía ha impedido una explosión demográfica de la mosca del olivo por lo que su presencia es este año «muy escasa».

Los olivos productivos de la Serra han acusado por el momento la falta de agua con unos frutos «muy deshidratados» lo que también resulta positivo ya que la oliva, de momento muy poco carnosa, «no resulta atractiva para la plaga».

Las esperadas lluvias también contribuirán a «engordar» este fruto de cara al inicio de temporada, algo que resulta imprescondible para una buena propducción de aceite y, sobretodo, para las olivas de mesa.

La producción del pasado año en la zona fue excepcionalmente mala, casi testimonial.