El centro de salud de asistencia continuada del Pont d’Inca-Martí Serra se inauguró en 2003. | GAM

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Facultativos médicos del Punto de Asistencia Continuada (PAC) Pont d’Inca-Martí Serra alertan de que la decisión de traspasar 23.717 tarjetas sanitarias de los barrios palmesanos de Son Rullán, Son Cladera y s’Indioteria al servicio de Urgencias del mencionado centro de salud de Marratxí, dejará a éste al borde del colapso.

«El PAC del Pont d’Inca no dispone de espacio físico ni personal suficientes, por mucho que desde el IB-Salut pongan a un doctor y un enfermero más durante la noche y los fines de semana», aseguran los profesionales que se han puesto en contacto con este rotativo para dar la voz de alarma.

El pasado lunes, el IB-Salut anunció que la población de las barriadas de Palma de Son Rullan, Son Cladera y sa Indioteria podrán acudir a Urgencias en PAC del Pont d’Inca-Martí Serra. Una decisión que, según el organismo dependiente del Govern, obedece al compromiso adquirido por la consellera Patricia Gómez y el director general del Servei de Salut, Juli Fuster, con las asociaciones de vecinos de Verge de Lluc, Son Fuster Nou, ses Palmeres, Son Cladera y sa Indioteria. Zonas que, durante el año 2017, generaron 5.275 urgencias que hasta ahora debían acudir al PAC del barrio de s’Escorxador.

Los trabajadores del centro de salud de Marratxí, advierten de que, a día de hoy, el PAC de Pont d’Inca-Martí Serra ya atiende de urgencia a 36.000 usuarios y que, con la suma de los casi 24.000 de Palma, las esperas en el servicio de Urgencias, que ahora son de aproximadamente media hora, se extenderán hasta las dos horas, pues «no es proporcional el incremento de usuarios que experimentará el PAC con el aumento de personal sanitario para las noches y fines de semanas», señalan los facultativos.

El centro de salud cuenta en el presente con un doctor o doctora y un enfermero o enfermera durante el turno de noche, y con dos durante los fines de semana. A partir del 21 de enero –que es cuando entrará en vigor el traspaso de las tarjetas sanitarias–, tanto el turno de noche como el del fin de semana se reforzarán con un profesional de cada categoría, quedando cuatro durante las noches y seis los fines de semana. Aunque insisten que el mayor problema es la falta de espacio físico para que estos facultativos puedan afrontar los turnos de forma satisfactoria y eficiente.

Por otra parte, estas mismas fuentes lamentan la manera en que el IB-Salut ha hecho las cosas. Según ha podido saber este diario, la semana pasada representantes del IB-Salut pidieron al personal del PAC del Pont d’Inca su opinión sobre el traspaso de las 24.000 tarjetas (que podrían haber sido más con la inclusión de las del Rafal). Sin embargo, pese a plantear los inconvenientes, «según hemos visto ahora, ya venían a vernos con la decisión tomada. Así no se hacen las cosas», concluyen.