A pesar de la instalación de pequeños calefactores, los jóvenes estudiaban con los abrigos puestos. | Redacción

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Los estudiantes que acuden a la biblioteca de Inca, que se encuentra en el claustro de Sant Domingo, ya pueden dejar las mantas en casa. Los técnicos ultimaron este miércoles la puesta en marcha del servicio después de terminar la colocación de la nueva caldera, que se ha instalado después de que la antigua se rompiera hace ocho meses.

Las bajas temperaturas de las últimas semanas provocaron reiteradas quejas entre los usuarios de la biblioteca, que debían estudiar con los abrigos puestos y mantas sobre las piernas para intentar paliar el frío. Uno de los perjudicados calificó la situación de «desagradable» y aseguró que «nos helamos de frío».

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La caldera se rompió en julio, pero el contrato para cambiarla por una de gas ciudad (la que se averío era de gasoil) no salió a licitación hasta octubre y no se adjudicó hasta diciembre. Este hecho enfadó al regidor de Cultura de Inca, Antoni Rodríguez, que criticó que «todo el proceso para adjudicar las obras ha sido muy largo». De hecho, la semana pasada, cuando este periódico publicó la falta de calefacción, Rodríguez pidió disculpas a todos los usuarios por el retraso en la reparación de la avería.

Durante estos meses, la mayoría de usuarios de la biblioteca municipal son estudiantes que preparan sus exámenes. Durante el pasado mes de enero pasaron por las dependencias alrededor de 3.500 personas, por lo que a diario acudían unas 200 personas que llenaban la biblioteca. Además, también acuden a diario personas mayores y niños.