Tanto las torres y murallas del ‘castell roquer’ como los aljibes son propiedad del Estado. Al materializarse la adquisición, toda la zona superior del monte será de titularidad pública. | Mercedes Azagra

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La compra de la finca que aloja el Castell d’Alaró por parte del Consell de Mallorca con fondos del impuesto de turismo sostenible permitirá de una vez por todas poner uno de los lugares más emblemáticos de la Isla al alcance de todos en su totalidad. Y no solo esto, sino que facilitará sacar todo el jugo a la finca –es rica en recursos naturales y patrimoniales– y explotarla como lugar turístico y de ocio.

La finca está compuesta por la parte más elevada –lo que queda por encima de las peñas, la zona roquera– y otra parte más cercana a las cases de es Verger –por debajo de las peñas–. Cabe señalar que el oratorio ya es del Obispado, que la hospedería pertenece al Ajuntament y a la Iglesia y que las murallas, así como los aljibes, son propiedad del Estado. Salvo un almacén ilegal reconvertido en vivienda, lo que se compra no alberga edificaciones.

El Consell valora la finca en 1.050.000 euros. Respeto a este punto, recuérdese que el propietario, la familia Ordinas, pedía hace pocos años al Ajuntament d’Alaró casi 2 millones de euros por toda la parcela.
La compra de la finca del Castell era una antigua reivindicación alaronera. En 1999 ya se propuso adquirirla, pero se descartó; más recientemente, los Ordinas la habían ofrecido al Consistorio.

Inmensas posibilidades
Cuando sea público por completo, el Castell d’Alaró se convertirá posiblemente en otro referente turístico de Mallorca. Las vistas desde la cima (se ve buena parte de la Isla) son magníficas, y el lugar es rico en elementos patrimoniales (las murallas y torres del castell roquer levantado en época islámica, aljibes del siglo XIII y molinos, entre otros) y naturales (con amplias zonas de olivar, pinar y encinas).

Se habla de recuperar viejos caminos, de trazar itinerarios naturales, patrimoniales...
«Será importante elaborar un plan de usos que regule lo que se pueda hacer y lo que no», señala Mateu Marcús, presidente de la fundación. Marcús advierte también de la importancia de dotar económicamente la gestión y recuerda que el patrimonio histórico está muy deteriorado y necesita una actuación urgente. La gestión del espacio natural también es manifiestamente mejorable.