Las torres de defensa fueron erigidas en su día para alertar a los habitantes de los peligros que provenían del mar. Ahora se convertirán en «faros para iluminar el camino» de quienes persiguen una vida mejor. | NEUS MEDINA

TW
31

Los profesores del IES Marratxí se han propuesto iluminar a la vez las torres de defensa costeras que salpican toda la geografía mallorquina, como fórmula de interpelar a las instituciones y a los particulares para que trabajen con más ahínco en defensa de los derechos humanos, y en especial, en paliar el drama humanitario que viven las personas refugiadas.

La acción, que se llevará a cabo el próximo día 7 de enero, reivindica además la «casi desapercibida» conmemoración del cuarto centenario de la muerte del manacorí Joan Binimelis, médico, astrónomo, matemático e historiador, cuyo legado no es demasiado conocido por el gran público.

En este contexto, se han propuesto enviar señales de humo al unísono durante el mediodía desde todas las construcciones defensivas del litoral, y al anochecer alumbrarlas, conectando de una forma simbólica esta parte significativa del patrimonio histórico y paisajístico propio.

Los docentes manifiestan que la falta de respuesta frente a la tragedia de los refugiados nos convierte «a todos en testimonios pasivos, cuando no directamente en cómplices, de la muerte de miles de personas en aquel mar que, en otros tiempos, fue cuna de lo mejor que podía ofrecer la humanidad».

Sin embargo, reconocen que las relaciones entre las dos orillas del Mediterráneo, la europea y la africana, nunca han sido fáciles, «pero no nos resignamos».

Por su parte, las islas han jugado el papel de testigos de las idas y venidas de unos y otros, y ahora pretenden reconvertir las talaies en «faros para iluminar el camino de aquellos que, huyendo de la guerra, la violencia y la miseria, aspiran a una vida mejor, una vida humana».