Los ‘xeremiers’ animaron el recorrido. El patio del Convent concentró los productos de los monasterios. | Assumpta Bassa

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La cuarta edición de la Fira de Randa ofreció el sábado la posibilidad de degustar una amplia gama de estos productos. Una muestra que se concentró en el patio del Convent y que llamó la atención de los visitantes que no perdieron la ocasión de probar los suculentos postres o algún producto salado.

El Monasterio de Santa Clara deleitó con bocaditos de almendra , estrellas de chocolate o rollitos de anís. Las trufas, galletas de canela, almendritos o las pastas de sant Agustí, procedentes del Monasterio de Santa Magdalena, hicieron las delicias de los más sibaritas.

Los vehículos clásicos también fueron otro de los grandes atractivos haciendo las delicias de los amantes del motor y de muchos que quisieron evocar el pasado y recordar cuando todavía estaban en marcha por las calles los tradicionales seiscientos, todos ellos muy bien conservados.

El buen tiempo que lució durante toda la mañana permitió disfrutar de la feria que contó con muchos expositores. Los visitantes pudieron adquirir productos artesanales, bisutería, decoración, artículos de regalo, libros y la gastronomía también estuvo presente.