El Ayuntamiento investiga donde ha ido a parar una escultura del cementerio, obra de Josep Llimona. | Lluc Garcia

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Casi un año después de la retirada «irregular» del cementerio de Sóller de una de sus monumentos funerarios más emblemáticos -el conjunto escultórico denominado La Pietat , obra del artista catalán Josep Llimona-, un grupo de 25 personas formado por intelectuales, escritores, profesionales de prestigio, empresarios, periodistas o docentes y que comparten entre ellos el hecho de haber sido nombrados alguna vez pregoner de la Fira i el Firó, ha dirigido una carta al conocido empresario solleric residente en Barcelona, Lluís Rullan Colom, que también fue pregoner en el año 2002, como cotitular de la sepultura familiar donde se ubicaba el monumento.

En este escrito, al que ha tenido acceso este diario, se muestra a Rullan la «preocupación» por la ausencia de la escultura y por su futuro, ya que forma parte del catálogo de bienes patrimoniales. Le «agradecen», así mismo, de forma anticipada, su «devolución». Aunque los pregoners no hacen referencia directa a ello, recuerdan que la obra fue supuestamente retirada para su restauración, no dudando que habrá hecho «lo posible para ponerla en manos de un buen restaurador».

La restauración fue el motivo argumentado en su momento por el Ajuntament para justificar el traslado a pesar de que se efectuó sin obtener antes el preceptivo permiso ni la autorización de Patrimonio, sino que se hizo únicamente en base a una instancia en la que un constructor local, haciendo constar que actuaba en representación del citado empresario, se limitaba a notificar «la retirada de la escultura de la sepultura número 249». Ningún técnico municipal advirtió entonces que este número correspondía al conjunto catalogado. Este hecho fue denunciado por ARCA y, pocos días después, el Ajuntament intentaba amparar la actuación concediendo una licencia de obra menor, licencia que al día de hoy ya ha caducado sin que la famosa escultura haya regresado al lugar para el que fue creada.

Reposición

Lo cierto es que casi un año después existe preocupación por el destino de una obra de la que, sin discutirse su titularidad, el Ajuntament desconoce el paradero actual. El concejal Gabriel Darder (PP) aseguró ayer que «nos pareció comprensible que los propietarios quisieran restaurarla, pero creemos que ya ha transcurrido el tiempo suficiente para que se reponga, algo que siempre han mantenido que harán».

Algunos de los pregoners decidieron enviar la carta a Rullan hace unos meses después de conocer que era cotitular de la sepultura. Después de recoger el apoyo de casi todos los nombrados desde 1973, el escrito se le remitió este lunes por correo certificado. Sin embargo, este periódico no pudo ayer confirmar que su destinatario lo hubiera recibido ya que, puestos en contacto telefónico con Rullan, éste se limitó a afirmar que «no podía hablar» por estar «ocupado». Tampoco quiso confirmar si podría hacerlo más tarde, ni preguntó, ni dio pie a explicar el motivo de la llamada.