Los participantes quedaron rebozados de mosto y de barro, con la ropa hecha trizas. | Nuria Rincón

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Un millar largo de jóvenes guerrearon y se divirtieron hasta tomar el color del mosto y del barro ayer en Binissalem en la ya consolidada batalla de uva que se organiza con motivo de las fiestas de Sa Vermada.

Esta vez se llegaron a gastar algo más de diez toneladas de uva como munición, una parte de la cual era de Binissalem. El resto procedía de Murcia, informaron los organizadores. No es la primera vez que la materia prima de la fiesta se importa. Hay que recalcar, asimismo, que hubo más del doble de munición que el año anterior.

La Festa dels Trepitjadors -así se llama el evento- comenzó al mediodía, cuando de la boca del dios pagano Bacus, escondida bajo una grandiosa barba, salieron las palabras del pregón. El acto sirve para introducir la batalla y para animar a participantes a guerrear con más fervor. Este año se congregó más gente que en ediciones anteriores frente al balcón.
Montones

La batalla llegó enseguida: varios cientos de jóvenes se abalanzaron sobre los montones de uva. Volaron racimos, sobre todo, pero también alguna piedra, el calzado, y algunas camisetas. Casi todo quedó hecho trizas. Al cansarse, los participantes se ducharon (se habilitan unas duchas al lado del escenario de la batalla), se pusieron el cassot (el traje tradicional de los trepitjadors) y marcharon a la plaza de l’Església, donde se preparaba un dinar de germanor para varios miles de personas. Al acabar, más fiesta con música.

La batalla de uva es el primer acto importante de Sa Vermada. Las fiestas acaban de comenzar, y los actos se sucederán hasta el próximo domingo.