A la izquierda se puede apreciar el bloque de pisos de lujo prácticamente a pie de playa. | Efe

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Las licencias de obra que el Ajuntament de Pollença concedió en 2008 en la primera línea de Cala Molins, cuando faltaban apenas unos meses para aprobación definitiva de la actual normativa urbanística (mucho más restrictiva), son completamente legales.

El juzgado número 2 de lo Contencioso-Administrativo ha desestimado recientemente la interposición del último recurso de apelación pendiente en este caso poniendo fin así a un litigio que duraba ya más de cuatro años.

Derribos

Los pisos fueron construidos en base a la normativa urbanística anterior lo que supuso el derribo de algunas e las casas de arquitectura más tradicional de la zona, en el área denominada UNAC-33.

El Ajuntament concedió cuatro licencias urbanísticas que permitían edificar 32 viviendas y tres piscinas en Cala Molins, parte de ellas en la primera línea de mar donde la actual normativa solo permite la construcción de viviendas aisladas.

En el momento de la concesión de las licencias la actual normativa aún no estaba aprobada de manera definitiva. Desde un primer momento el GOB, Alternativa per Pollença y varios vecinos de la zona criticaron la «celeridad» con que se cursaron todos los trámites.