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«En aquestes hores (11.30 horas) no poden donar passa». Así lo sentenciaba un viejo sineuer al querer pasar por las estrechas calles de la vila primera del Pla. Y es que cada miércoles, día de mercado, decenas de autocares, centenares de coches y trenes repletos de gente acuden al mercado más ancestral de la Isla, que durante el verano se convierte en poliglota.

A primera hora de la mañana son los lugareños quienes se dan prisa para realizar sus compras, antes de que « el sol escalfi i venguin els estrangers» .

Ajetreo

A partir de las diez de la mañana, la zona de la estación del tren ya se va llenando de autocares repletos de turistas de diferentes nacionalidades procedentes de su destino de vacaciones, seguramente en la costa. Para los coches, dos amplios aparcamientos acogen a decenas de vehículos que completan los espacios habituales habilitados en los laterales de las calles. Los trenes también acercan a turistas y residentes. En el mercado, durante estos meses de verano además de los habituales vendedores se acercan hasta la localidad, músicos e incluso estatuas humanas, aunque ninguna imita a la famosa figura del rei Jaume II.

Sineu, gracias a su mercado, es el único municipio del Pla que tiene un atractivo turístico que le supone unos importantes ingresos que no tienen los municipios vecinos.