La lluvia deslució por completo la esperada Feria Medieval de Inca. | Maria Nadal

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La lluvia deslució ayer por completo la esperada Fira Medieval de Inca, la tercera que precede al Dijous Bo que se celebrará el próximo 17 de noviembre. Las primeras gotas de la mañana ya hicieron prever que el gran y buen ambiente que se vive cada año en las ferias medievales de la ciudad no se repetiría este año. Y así fue.

Fueron pocos los que no tuvieron miedo del agua y decidieron salir a visitar algunas de las paradas que se montaron a pesar del mal tiempo. El regidor de Fires i Festes de Inca, José Pastor (PP), reconoció ayer que «han fallado algunos mercaderes, pero la gran mayoría han decidido abrir sus paradas», motivo por el que el Ajuntament de la ciudad decidió no suspender la feria, a pesar de que los pasacalles y el desfile de peluquería previsto para las 12.30 horas no se celebraron.

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Aún así, los vecinos pudieron disfrutar de una tarde de feria el pasado sábado después de que las autoridades locales, encabezadas por el alcalde Rafel Torres (PP), inauguraran el Mercat d'Época ubicado en la calles Jaume Armengol, la avenida General Luque, la plaza Llibertat y la plaza de sa Quartera.

Los mercaderes, vestidos de época, desplegaron toda su oferta donde los vecinos de la ciudad y visitantes pudieran encontrar todo tipos de productos artesanos, de alimentación y juguetes. Durante el día de ayer también se explusieron los mismos productos, aunque la afluencia de público fue muy baja.