La calle se llenó con la llegada de la ensaimada. | aina ginard

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Con las notas de la Matinada Porrerenca, más de 2.000 personas hicieron vibrar el fin de las fiestas patronales de Sant Roc para dar paso a la ensaimada gigante que encarna el sentimiento de San Roquet.


Desde hace más de 15 años, Porreres no se para de hacer fiesta con la traca final de Sant Roc, y las celebraciones continúan por iniciativa de los bares del pueblo y voluntad popular. En la madrugada del miércoles, grandes y pequeños fueron a buscar entusiasmados una ensaimada de más de 50 kilos con el grito de «l'ensaïmada, la duim els porrerencs!».

La noche se alargó con la última verbena de las fiestas, con los grupos South Machine, los míticos Horris Kamoi y con el DJ Andersen.


Eran casi las cinco de la mañana cuando la banda de música La Filharmònica Porrerenca interpretó la Matinada Porrerenca, del compositor local Joan Martorell, que anuncia que la ensaimada se acerca. Entonces varios cientos de jóvenes porrerencs iniciaron la marcha hacia las afueras del pueblo para ir a buscar la ensaimada y traer el botín hacia la plaza del pueblo, donde esperaban unas 1.500 personas de los pueblos vecinos.


Sin desayuno


Entre gritos de «Sant Roquet, Sant Roquet!», el sentimiento de fiesta surgió cuando los xeremiers llegaron a la plaza, lo que indica que la ensaimada se acercaba. Duda cabe que en cuestión de minutos el manjar desapareció y la mitad de la concurrencia se quedó sin desayuno.


La juerga continuó en los bares de la plaza y no aminoró la afluencia. Finalmente, la fiesta de la ensaimada de San Roquet se alargó con música en la calle principal y los alrededores hasta bien entrada la mañana del día 17.