Una treintena de voluntarios trabajó durante toda la mañana de ayer en la retirada de boyas y lastres. | Elena Ballestero

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Un grupo de 30 voluntarios retiró ayer bajo la supervisión de los técnicos del Ajuntament de Pollença y de la Demarcación de Costas de Balears, más de un centenar de boyas, cadenas y sus correspondientes lastres que invadían la zona de baño de Pollença, lo que representaba, según el técnico municipal de Medi Ambient, Antoni March, «un peligro para la seguridad», además de un «perjuicio para el medio ambiente dado que la longitud excesiva de cadenas y cuerdas erosiona el fondo marino en la zona donde existe también una población en crecimiento de Nacra (Pinna nobilis), un molusco de grandes dimensiones, protegido y en peligro de extinción».

Los voluntarios se sirvieron de dos lanchas neumáticas y una moto acuática para retirar las boyas situadas a menos de 150 metros de la playa. No tocaron las barcas amarradas, porque legalmente se trata de propiedades privadas, no así las boyas y lastres no ocupadas en el momento del operativo que se consideran residuos y, por tanto, el Ajuntament se pueden retirar sin problemas.

Protestas

Hasta la zona se desplazaron algunos propietarios de embarcaciones que mostraron su indignación hacia un operativo que va en contra de una actividad náutica que «forma parte de la costumbre del Port de Pollença, venir en el barco a pasar las vacaciones con los niños y salir cada día a pescar», explicó Iber Troll, residente en la zona desde hace 50 años.

Los propietarios de embarcaciones denuncian que «el límite de la zona de amarres no está correctamente señalizado» y anuncian que recurrirán las multas «porque movieron la línea de boyas el martes y el miércoles sin previo aviso ya pusieron las multas».

Según la Ley de Costas, está prohibido el fondeo de embarcaciones a menos de 200 metros de la playa. El Ajuntament y Costas se disputan ahora la responsabilidad sobre quién debe señalizar canales de navegación que permitan la carga y descarga de pasajeros desde la zona de navegación hacia la playa, una cuestión todavía pendiente y que ayer también criticaban los usuarios.

«¿Cómo se supone que tenemos que llegar hasta las barcas si están a 200 metros, nadando?», decía uno de los afectados.

Seguridad

El técnico municipal de Medi Ambient explicó, acompañado del regidor Juan José Mir, que «la intención última del Ajuntament es la de garantizar la seguridad de cualquier bañista, joven o mayor, en la playa de Albercuix, sin que haya peligros de embarcaciones o de boyas, cuerdas o cadenas en la zona de baño».
Para amarrar legalmente en el Club Náutico de Pollença existe, según los vecinos, una lista de espera de aproximadamente 600 personas.