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Los barcos turísticos que recorren varias veces al día la costa occidental de Calvià navegan entre los islotes Malgrats -aún vírgenes y asiento de la reproducción de varias especies de aves-, y la costa, esta última preñada de cemento en ensenadas y acantilados, arriba y abajo, en toda perspectiva que alcanza la vista. Se trata del espacio de urbanizaciones impulsadas por los dueños de ese inmenso territorio como Nova Santa Ponça o Hábitat Golf Santa Ponça, que incluso hoy se cotizan a 1'5 millones de euros.

Santa Ponça, tan vinculada a la historia de Mallorca por tratarse del lugar donde se inició el desembarco y la conquista de la Isla por el rei en Jaume, cuenta con seis kilómetros de costa publicitados por los promotores inmobiliarios que la han llenado de «viviendas y parcelas de la mejor calidad» como «la mejor opción para vivir».

La paradoja de esas promociones es que el cemento ha tapado farallones y ensenadas. La vista desde las Malgrats hacia la costa que tienen enfrente es desoladora en lo paisajístico.

Incluso el Puig de sa Sirvi -llamado antaño «la Ensaimada» por la superposición de sus lomas-, sólo se reconoce hoy desde un barco por la antena de telefonía que la corona.

«Àtico de lujo (penthouse) con vistas fantásticas al mar y las islas Malgrats. Piscina propia en el techo. Un complejo pequeño con menos de 20 vecinos. Precio de la propiedad: 1.500.000 de euros».El anuncio está en vigor en sedes de inmobiliarias y en páginas web.

No es el único en esta zona de Calvià con agudos contrastes entre el mar y la costa. «En complejo estilo mediterráneo y muy cerca del club náutico, del golf y de Puerto Adriano. Maravilloso apartamento dúplex en primera línea con jardín privado y bonitas vistas a las Islas Malgrats, con acceso privado y fácil llegada al mar..., orientación sur con bonitas puestas de sol». En este caso no se señala precio, ni siquiera orientativo.

Una de las diferencias notables entre esa casa y el común de los ciudadanos que se acercan al mirador sobre los islotes es que, desde hace años, estos últimos no pueden bajar hasta el mar. Tras un accidente en el que falleció una persona al caerle encima una parte de la estructura de las escalinatas, simplemente se cerró al tránsito. Nadie, desde instancias oficiales, ha dado explicación alguna sobre esa merma del tránsito en un lugar verdaderamente privilegiado para el paseo.

El área marina de los alrededores de las islas Malgrats, así como las aguas en la costa vecina, tienen un alto valor ecológico y pesquero por la diversidad de hábitats, de comunidades 'bentónicas' -organismos que habitan en los fondos acuáticos- y de peces de gran tamaño que allí se convierten en sedentarios.

Las praderas de la planta fanerógama 'posidonia oceánica' ocupan allí grandes extensiones.
Además, una de las mayores colonias de Balears de gaviota patiamarilla nidifica en las islas Malgrats, al igual que el cormorán moñudo, la pardela balear y la pardela cenicienta, y, entre las rapaces, el halcón peregrino. No lo tienen fácil esas aves que nadan y vuelan muy bien, que habita en las costas y que sólo de tanto en tanto se las halla tierra adentro.

La fragata «ecológica»
Paradójicamente, el pleno del Ajuntament de Calvià aprobó en febrero de 2007 un proyecto para la creación de un arrecife artificial para el buceo en las islas Malgrats, una iniciativa que conllevaría el hundimiento de la fragata 'Baleares', un barco en desuso de la Armada española.

El alcalde, Carlos Delgado, resaltó entonces que el arrecife artificial, «donde se podrá practicar buceo», serviría también de atracción para un turismo «de calidad y ecológico»

El Gobierno de España no ha concedido permiso para esa nueva aventura destinada a incentivar a los inversores inmobiliarios «de calidad» aunque, también es cierto, no ha preguntado al Ajuntament de Calvià cómo logra conjugar su «ecologismo» municipal con las toneladas de cemento que cubren la costa calvianer frente a las Malgrats.