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G. MAS/J. SITGES El sonido inconfundible de los xeremiers y los flabiolers durante su pasacalles ante las autoridades anunciaba fiesta en Son Servera, ya que su feria es toda una tradición.

Pocos días antes de la noche mágica de Sant Joan, los serverins salen a la calle por comprar, charlar y a dar una vuelta por la feria. La artesanía y los productos manufacturados fueron ayer los grandes protagonistas en el centro del pueblo. La tradición de la llata, la ropa hecha a mano, el esparto, la orfebrería, el barro o la piedra transportaron oficios antiguos a la localidad.

Éxito
Pero en las calles de Son Servera también hubo espacio por las terrazas de bares y restaurantes. Los visitantes acudieron en masa a refrescarse a causa de las elevadas temperaturas de ayer. Con todo, el pueblo serverí también sacó a la calle su tejido empresarial del municipio.

Y si algo quedó claro ayer es que en Son Servera se respira fiesta. Conciertos de los alumnos de le escuela de música, batucadas y colles de xeremiers demostraron que las inquietudes culturales de los ciudadanos del municipio sirven también para hacer una buena feria y para mostrar lo que el pueblo es y puede dar de sí. d.

Demostraciones
De hecho, la lista era ayer inacabable y las demostraciones de como hacer jabón con aceite de cocina usado, la exposición de vehículos antiguos o la posibilidad de poder tocar porcellets de porc negre mallorquí dieron el broche de oro a una buena feria.