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Basta con dar un paseo en cualquiera de los puertos de Mallorca para darse cuenta de que en sus amarres se encuentran muchos barcos abandonados. Barcos utilizados para traficar con drogas en Cala Rajada; pateras en Portopetro; auténticos barcos de lujo en Porto Cristo, o antiguos barcos de pasajeros en el Port de Sóller. Todos abandonados, viejos y en el mar.

«Desde Ports de les Illes Balears hacemos todo lo que podemos para acabar con este problema, pero los procesos judiciales son lentos y estamos obligados a respetar los derechos de los propietarios de las embarcaciones abandonadas», explica el vicepresidente del organismo portuario del Govern, Manuel Patiño.

De hecho la eliminación de los barcos abandonados de los puertos de Balears es uno de los ejes de trabajo de la entidad. «Nos preocupa mucho la imagen que se llevan los turistas náuticos de nuestros puertos», añade Patiño.

Pero sacar un barco abandonado del mar no es fácil. «Tenemos que contar con la autorización judicial pertinente, un perito tiene que describir el estado en que se encuentra el barco y, finalmente, si todo está correcto, en un año podemos llevar el barco a subasta», explica el vicepresidente de Ports de les Illes Balears.

«El proceso puede tardar un año o más», añade, lo que significa que muchos turistas se llevarán a casa una triste postal.