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MARTA MEDRANO
Los vecinos de la calle Moustassaf, situada junto al centro Joan XXIII, hace tiempo que se quejan de lo mismo. Ya hace un año y medio que la tubería de agua potable que pasa por su calle se rompe cada dos semanas en diferentes tramos sin que el Ajuntament les de una solución definitiva.

La última rotura se produjo el domingo por la tarde a la altura del número 13 de esta calle y hasta ayer al mediodía la brigada municipal no empezó a reparar la fuga de agua. Las continuas roturas han llevado a los vecinos a rebautizar la calle como ses fonts Ufanes. «Hemos llegado a un punto de resignación tal que, ante la indignación que supone ver cómo se pierde tanta agua, algunos optamos por llenar garrafas y utilizarlas en casa. La avería debe de estar relacionada con la presión porque siempre brotando agua agua a chorro de debajo del asfalto», explicaba ayer el empresario Guillem Capó, que cuenta con un negocio de construcción en esta calle.

Otro vecino lamentaba la falta de atención por parte del Ajuntament. «He estado llamando desde el lunes a primera hora y no me parece normal que con un problema así tarden cuatro días en venir. No quiero ni pensar en la cantidad de litros de agua que se están desperdiciando y lo peor de todo es que sé que dentro de quince días estaremos igual», comentaba.

La calle Moustassaf, de hecho, acumula multitud de baches de asfalto fruto de las roturas. Ayer mismo, antes de que llegara la brigada municipal, una máquina de asfaltado estaba aparcada en la calle. La nueva concejal de Mantenimiento, Rosa Maria Tarragó, explicó ayer que el crecimiento de Inca impide responder de inmediato a este tipo de emergencias. «Sabemos que la brigada municipal es insuficiente para solventar problemas en 24 horas. De todos modos en los próximos presupuestos incluiremos una partida para crear la brigada de emergencias, que es una de las apuestas del alcalde en esta legislatura», dijo.