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JOAN SOCIES
El día se despertó gris y con un cielo cubierto que era una constante amenaza de lluvia. Pero la climatología no asustó a los vecinos de Campos que decidieron, como cada año, acercarse hasta el oratorio de Sant Blai para venerar al santo, ponerse aceite curativo en el cuello y bendecir los panecillos de Sant Blai o los caramelos que, según la tradición, curan y previenen los dolores de garganta.

Pero para llegar hasta el oratorio de Sant Blai, situado entre los campos verdes de Campos, los ciudadanos del municipio lo hacen «sin humo», con bicicleta, a pie o con patines. Así, a las 9.45 horas de la mañana, se concentraron en la Plaça dels Tres Molins para iniciar la marcha hacia el oratorio. Una vez llegados al lugar, el Ajuntament ofreció coca y bebida para reponer fuerzas tras el esfuerzo.

A las 11.00 horas, el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, celebró la misa solemne, junto a Francesc Munar, en el jardín de las palmeras, ya que el oratorio en estas ocasiones se queda pequeño para acoger a todos los fieles. Una vez oficiada la misa, los niños fueron los protagonistas con los juegos que los monitores les habían preparado para entretenerlos mientras se acababa de preparar la paella, que todos los asistentes degustarían en el mismo jardín adyacente del oratorio.