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E.D./M.N.
Los grupos de la oposición de Santa Maria se muestran contrarios a que la planta impresora de Omniprint, propiedad de los editores del diario «El Mundo-El Día de Baleares», siga funcionando en su municipio en una situación de ilegalidad, tal como ha reconocido la alcaldesa Rosa Vich (PSM), y piden su cierre.

El portavoz de EU-EV, Guillem Llabrés, dijo que «si la empresa no tiene licencia de actividad para funcionar en el polígono, tiene que cerrarse». Se mostró contundente y dijo que «poner solución a este problema está en manos del Ajuntament».

Antònia Estarellas (PP), dijo: «Me consta que se han iniciado los trámites para obtener la licencia de actividad de la planta impresora, sin embargo es un tema que tiene que arreglarse porque ya hace demasiado tiempo que no se le pone solución».

El socialista Miquel Pisà, sin representación en el Ajuntament, se mostró más crítico que Estarellas y afirmó que «si es ilegal tiene que quitarse de en medio y tendría que cerrarse la planta».

La planta impresora Omniprint se verá obligada a pagar indemnizaciones a todos sus trabajadores si el juez decreta su cierre como consecuencia de mantener la actividad de forma ilegal.

En este sentido, la legislación es clara: la empresa abriría un expediente de regulación de ocupación que forzaría a las negociaciones con el comité de empresa y los sindicatos para establecer las cuantías para indemnizar a los trabajadores, señalan desde UGT y CCOO. El responsable de ocupación de CCOO, Rafel Borràs, matiza que podría darse la suspensión temporal de actividad, siempre que pudieran subsanarse las irregularidades o la posibilidad de trasladar la planta. Manel Pelarda, secretario de acción sindical de UGT, se mostró preocupado porque un ayuntamiento haya permitido tanto tiempo una irregularidad como ésta.