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M. PINYA / J. SOCIES / P. AGUILO
Media legislatura le ha bastado al alcalde de Campos, Andreu Prohens, para tirar por la ventana la confianza que muchos campaners depositaron en su persona en los últimos comicios autonómicos. Los vecinos de Campos no le perdonan que en sólo dos años Prohens haya malogrado los proyectos del campo de polo y el de los «Molins de Campos».

Tampoco le agradecen que el nombre de Campos se haya visto envuelto en polémicas cruzadas en las que su persona se ha erigido como principal paladín: la «guerra del campo», que acabó con un conseller de Agricultura dimitido y atacado del corazón, y las presuntas ilegalidades urbanísticas perpetradas en su finca de Son Fullana ventiladas por doquier.

En cuando al día a día del municipio algunos vecinos de Campos están muy disgustados con el mal estado de las aceras, a las plazas y las instalaciones del pueblo en general. Las quejas son extensivas a los otros núcleos urbanos. En sa Ràpita le critican el mal estado de la carretera y echan en falta un centro sanitario. También denuncian la falta de diálogo entre el equipo de Prohens y la oposición, y entre los vecinos que no le votan. «Prohens sólo gobierna para quienes él cree que le han votado», sostienen algunos.