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El Ajuntament de Pollença pedirá a la Demarcación de Costas que rehabilite la playa de Cala Barques siguiendo las recomendaciones que refleja el informe que realizó recientemente el Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (Imedea) sobre esta emblemática cala a petición del propio Consistorio. Dicho informe, resultado de un estudio exhaustivo del funcionamiento de la playa, sus corrientes marinas y sedimentos de arena, revela que si la playa de Cala Barques no es sometida a un proceso de regeneración artificial de arena, difícilmente recuperará antes de treinta años los 11 metros de superficie que ha perdido desde 1955. La situación de pérdida de arena que afecta a Cala Barques se debe fundamentalmente a que desde esa fecha ha sufrido el envite de importantes temporales de los que en circunstancias normales solo se producen una vez cada veinte años.

El pleno del Ajuntament será quien deberá decidir ahora si deja que la regeneración de la playa siga su proceso natural (la playa, aunque lenta, funciona correctamente) o si acelera dicho proceso solicitando una regeneración artificial que consistiría en todo caso en la extracción de sedimentos de un banco de arena situado a 1 kilómetro de la roca sumergida denominada sa Llosa y su posterior esparcimiento sobre la zona seca de la playa.

Esta segunda hipótesis es la que planteará el equipo de gobierno municipal (UM-UNPI/PP-UMP) en el próximo pleno ordinario mañana jueves y que tiene mayoría suficiente para hacer prosperar la petición, aunque falta ver ahora cuál será la postura de los otros grupos políticos en la oposición (PSOE y PSM). En cualquier caso y siempre que Demarcación de Costas acepte regenerar la cala la actuación no se produciría antes del invierno próximo. El estudio realizado por el Imedea confirma algunas cuestiones importantes sobre el funcionamiento de Cala Barques, a la vez que alerta sobre los efectos que provocaría la retirada de la arena que se deposita detrás de la Llosa y que sirve de reserva natural de arena para la playa. El estudio aprecia también una tendencia erosiva en la playa de aproximadamente 3 metros cada diez años. Desde 2002, la línea de costa en el margen oriental ha retrocedido seis metros y se ha perdido un volumen de 6,1 metros cúbicos de arena por metro.