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Manacor sacó ayer los mejores gustos y aromas de sus bodegas. Decenas de manacorins degustaron más de unos treinta vinos diferentes de las tres bodegas de la localidad de Pere Seda y Vinos Miquel y Toni Gelabert. La Torre dels Enagistes se convirtió en un escenario donde el «callet», el «manto negro», el «cabernet sauvignon», pero también el «ull de llebre» o uvas blancas como el «premsal», deleitaron a todos los paladares, hasta los más profanos en materia de caldos.

La del viernes fue una auténtica fiesta del vino. Pero, del vino más autóctono, más manacorí. Una celebración que hizo suyo el dicho popular de que Manacor es tierra de vinos. «Hace más de 500 años que Manacor es tierra de vinos, pese a que durante una época entró en decadencia. En estos momentos, ha vuelto a recuperar su prestigio y pasa por una de las mejores épocas. La gente se interesa por la cultura del vino», comentó el bodeguero local, Pedro Reus, de las bodegas Pere Seda.