La ampliación de la depuradora de Pollença no ha podido evitar averías puntuales en los sistemas de bombeo.

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El Ajuntament de Pollença denunciará al Institut Balear de Sanejament (Ibasan) por delito ecológico si persisten las averías en la depuradora del municipio, lo que provoca vertidos de aguas sucias al mar. Ayer una nueva avería en el sistema de bombeo del Port provocaba un vertido de fecales en el núcleo costero. La avería se produce una semana después de que coincidiendo con el relevo de la empresa que gestiona la depuradora, se rompieran los tres sistemas de bombeo del municipio, el de Pollença, el del Moll y el de Cala San Vicenç, aunque según la versión oficial sólo se habría estropeado este último índice. «Si la situación continúa de esta manera tendremos que actuar judicialmente, aunque agradezco el esfuerzo realizado por Bárbara Mestre, gerente del Ibasan, es en Pollença donde soportamos la situación que no puede continuar así», dijo el regidor de Medio Ambiente del Ajuntament de Pollença, Joan Comas (PP).

Desde el Consistorio de Pollença tanto el alcalde Joan Cerdà (UM) como el regidor de Medio Ambiente, Joan Comas, mostraron su preocupación por lo que pueda ocurrir en plena temporada alta turística si ahora que el caudal a depurar es bajo ya se producen problemas. «Es cierto que una bomba se puede romper, pero tienen que articular un sistema para dar una alternativa y evitar los vertidos cada vez que se estropea una bomba», dijo Joan Comas, que transmitió además sus sospechas de que las últimas averías hayan coincidido precisamente con el relevo en la empresa que gestiona la depuradora. «No se les puede culpar sin pruebas, pero es mucha coincidencia», dijo.

La avería en el sistema de bombeo del Port de Pollença quedó reparada a mediodía de ayer, según informó el regidor Joan Comas. Mientras tanto, continúan a buen ritmo las obras de la ampliación de la depuradora de Pollença y que nada han tenido que ver con las averías en los sistemas de bombeo. Precisamente desde que comenzara la ampliación hace ahora dos años, el Ajuntament de Pollença tenía la esperanza de acabar con los vertidos de aguas sucias al mar y al torrente de San Jordi que se suceden desde hace una década, coincidiendo con los meses punta de la temporada alta turística cuando se dispara el caudal que tiene que tratar esta depuradora.