Según se desprende de una nota remitida por la Conselleria
presidida por Jaume Font, los agentes medioambientales se
incautaron de «un gran conjunto de filats verticales (redes
normalmente utilizadas para la caza del tordo) dispuestos de forma
permanente» en el mismo lugar donde fueron hallados, así como de
una batería eléctrica que supuestamente alimentaba el equipo sonoro
que el cazador utilizaba como reclamo. Ante tales evidencias, los
funcionarios de Medi Ambient levantaron acta del escenario
anteriormente descrito e interrogaron al presunto furtivo, que en
esos momentos se encontraba presente en la finca rústica
llucmajorera, y que reconoció ser el propietario de todo el
material decomisado.
La práctica denunciada ayer ha sido calificada por la
Conselleria de Medi Ambient como «grave» y puede implicar una
sanción pecuniaria de hasta 60.000 euros.
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