«Las instituciones nos han dejado en blanco», denuncian con esta pancarta.

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Los antiguos caravanistas del cámping Platja Blava, reconvertido en un cámping de lujo conocido como Bahía Azul, se concentraron a partir de las doce del mediodía de ayer ante las puertas del complejo turístico para reclamar a la empresa que les devuelva las caravanas que hay en el recinto y que desde hace más de dos años intentan recuperar. Así, los veinte manifestantes recordaron ayer que existe una orden judicial que obliga a la propiedad del cámping a dejarles entrar para ver sus cosas o recogerlas.

De esta manera, el caravanista Jerónimo Márquez se dirigió ayer con una orden del Juzgado de Instrucción número 3 de Inca a los agentes de la Guardia Civil, que custodiaban las puertas del cámping, para acceder al interior del complejo y comprobar el estado de sus pertinencias. Uno de los agentes explicó a los concentrados: «Podéis venir uno por uno y os acompañaremos, pero ahora no es el momento». Además de reclamar el estado de sus pertinencias, los caravanistas piden a las instituciones autonómicas «disponer de un espacio para instalar nuestras caravanas y tiendas de campaña». Y es que en la Isla no hay un lugar destinado a los caravanistas y campistas.

Por otra parte, los concentrados pusieron en duda que la empresa haya legalizado con las obras realizadas recientemente este establecimiento: «No me dejan caminar por la zona dunar de Platja de Muro porque dicen que está prohibido y, en cambio, permiten este monstruo de cemento en el parque natural de s'Albufera. ¡No lo puedo entender!», relataba Antonia Gallego. Así, la abogada de los caravanistas pedirá a la Conselleria de Turisme del Govern balear que le informe sobre la legalización del cámping y pedirá al juez en qué estado se encuentran las 25 caravanas que quedaron en el Platja Blava.