Las obras de construcción de dos fincas en la Colònia de Sant Jordi
se nutren desde hace aproximadamente dos meses de corriente
eléctrica de la estación impulsora de aguas residuales ubicada en
la calle Delfín. Al comenzar las obras, las promotoras realizaron
sendas conexiones, una de ellas a ras de tierra y otra aérea.
Fuentes autorizadas del gabinete de comunicación de GESA han
informado que esta práctica no es legal porque, por una parte, los
promotores deben solicitar un contador de obras y, por otro lado,
no se puede vender a terceros la corriente eléctrica contratada a
la empresa. En este caso, la estación impulsora pertenece a la
empresa Sorea, concesionaria del servicio de aguas del término
municipal. Su encargado en ses Salines, Guillem Carbonero,
reconoció haber dado permiso a las obras para que cogieran
electricidad de la estación impulsora. «Tienen permiso porque
llegamos a un acuerdo. Nosotros les cobraremos la electricidad no
se la vamos a regalar, ha sido un favor puntual».
Desde GESA, sin embargo, han explicado que «esto no se puede
hacer, no es una práctica correcta, no se puede revender
electricidad. Se debe consumir la electricidad por la cantidad que
tiene contratada». En la misma línea, añadieron que las obras
«deben solicitar un contador de obras». Ahora, GESA enviará a sus
inspectores a la Colònia de Sant Jordi para comprobar la existencia
de estas conexiones irregulares y tras presentar un informe a la
Direcció General d'IndÚstria «se procederá al corte de todo aquello
que esté enchufado» a la estación impulsora.
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