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El tren llegó a Manacor y con él trajo una euforia colectiva que sólo derivó en alabanzas. Ahora, las voces críticas hacia las consecuencias de la apertura de la línea ferroviaria en la ciudad, no han hecho más que multiplicarse. Las quejas vecinales por el «caos circulatorio» que viven los barrios afectados por el trazado del ferrocarril son cada día más numerosas. Los afectados aseguran que el tren ha dividido la ciudad en dos mitades que han quedado «totalmente incomunicadas».

El punto más conflictivo para la mayoría de los afectados es el paso a nivel y la nueva carretera de acceso al polígono industrial desde el núcleo urbano de Manacor. Los carpinteros del barrio de Sa Torre, Rafael García y Pedro Páez aseguran que «tenemos que estar parados durante media hora ante la barrera del paso a nivel aunque el tren haya pasado hace tiempo. Muchas veces hemos tenido que arriesgar nuestras vidas para subir manualmente las barreras. Todo ello, una falta de control», aseguraron los dos trabajadores.