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Los fangos de la depuradora municipal de Binissalem están contaminados y no pueden destinarse a usos agrícolas. El Ajuntament de la localidad tiene previsto realizar un análisis para tratar de averiguar qué empresa del pueblo puede provocar que los niveles de cobre y níquel de los fangos de la estación depuradora superen los máximos permitidos por la normativa. El Ajuntament solicitó hace unos meses, a petición del Partido Popular, en la oposición, que se realizaran analíticas de los fangos y las aguas residuales de la depuradora.

Recientemente, el Consistorio ha recibido los resultados. En las analíticas, no puede leerse ninguna observación en contra de los parámetros de las aguas residuales de la depuradora. No obstante, sí constatan que los niveles de cobre y níquel de los fangos son superiores a los marcados por la normativa para que puedan destinarse a uso agrícola. Frente a ello, el alcalde Miquel Nadal (PSOE) explicó, en el último pleno, que el Ajuntament tiene previsto tratar de averiguar si la contaminación podría deberse al funcionamiento de alguna empresa del municipio.

Por su parte, desde la agrupación ecologista Gadma se responsabiliza a la empresa de grifería Buades del problema. «Es la única de la localidad que puede contaminar con materiales pesados», mantienen. Según los ecologistas, esta empresa «debería tener su propia depuradora y no tirar agua contaminada que pueda poner en peligro la salud pública a la depuradora municipal, pero como los resultados de los análisis demuestran que no es así, el Ajuntament debería obligarla a cerrar mientras no lo haga y a pagar todos los daños ocasionados en la depuradora pública».