El ex alcalde Ramonell señaló que este juicio respondía a una persecución política y que la acusación carecía de sentido. Foto: J.F.M.

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«Tenía plena confianza en los funcionarios y muchas veces firmaba documentos sin leerlos. Sólo comprobaba que hubiera la firma del secretario». El ex alcalde de Montuïri, Joan Antoni Ramonell, fue juzgado ayer en la Audiencia de Palma acusado de falsificación de documento y estafa. El fiscal Pedro Horrach solicita que se le condene a cumplir tres años de cárcel por firmar unos mandamientos de pagos que eran falsos, y que se elaboraron para justificar el sueldo de una empleada, que trabajaba en el Ajuntament sin contrato y a la vez cobraba un sueldo de la oficina del paro. Además de Ramonell, por estos hechos se juzga a la empleada, Catalina Vaquer, y al secretario municipal, Joaquín Cebolleda Royo, acusados de los mismos delitos. El fiscal pide dos años de cárcel para cada uno de ellos.

Catalina Vaquer entró a trabajar en 1989 y lo hizo con contratos temporales. En 1992 se terminaron los contratos, pero ella siguió trabajando. «El secretario me dijo que me apuntara a la oficina de empleo mientras se regulaba mi situación. Cobraba del paro y el Ajuntament me completaba el sueldo», dijo. Para justificar este sueldo se redactaron ocho mandamientos de pago a nombre de una mujer que no existe, en concepto de horas extras. Estos documentos los firmó Ramonell, quien también fue diputado autonómico por el PP y director general de Foment del Govern. La auxiliar administrativa, defendida por el letrado Sebastián Frau, se desmarcó de estos documentos y dijo que ella no se encargaba de la contabilidad, sino que era otra funcionaria.

Ramonell también se desmarcó de la elaboración de estos documentos falsos y lo hizo explicando que su labor como alcalde no era controlar el tema laboral: «No sabía que Catalina trabajaba sin contrato ni que cobraba de esta forma. Lo supe tras la denuncia». El ex batle, que abandonó el cargo en 1999, recordó al tribunal que él no acudía a diario al Ajuntament, y que dedicaba sus esfuerzos a «estar cerca de los ciudadanos». Sin embargo, Ramonell, defendido por José María Valadés, reconoció como suya la firma que aparece en estos ocho justificantes de pago, aunque lo explicó diciendo: «Firmaba más de cien documentos seguidos y muchas veces no los leía. Me fiaba de lo que me entregaban los funcionarios, e incluso a veces firmaba talones en blanco para que no estuvieran pendientes de mi firma».