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Un equipo de geógrafos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) dirigido por Jaume Servera ha comprobado que los últimos temporales han causado un grave daño en las playas de es Trenc y ses Covetes. Por primera vez, se ha podido documentar con todo tipo de datos que las olas superaron en decenas de metros el primer cordón dunar, cuya misión en un sistema natural equilibrado es amortiguar el impacto del mar y proteger la playa.

Algunos datos invitan a realizar una reflexión sobre el estado las playas semivírgenes más frecuentadas de la Isla. Algunas papeleras instaladas con una base de hormigón sobre la primera duna han sido arrancadas de cuajo. En s'Arenal den Tem (entre ses Covetes y es Trenc), el mar invadió el continente más de 20 metros por detrás de los edificios existentes. En la zona en que se encuentra un kiosko-bar llamado «El paraíso» las olas prácticamente rodearon esta construcción y «sólo la acumulación de arena posterior al edificio a causa del viento impidió que agua rodeara el edificio», señala el profesor de la UIB.

Según Servera, principal investigador de la mecánica de las playas de Mallorca, «la situación puede ser calificada de muy grave», pues otros edificios, como es el caso de uno de los bunkers, han basculado al fallar la base a causa de la erosión marina. Los bunkers excavados en los años 40 sólo asomaban al exterior el techo y una estrecha franja en un ejercicio de perfecto camuflaje. Hoy, la pérdida continuada de arena ofrece imágenes tan sorprendentes como encontrar el bloque cúbico de hormigón, con paredes de más de dos metros de altura, en medio de la playa.

«Desde el punto de vista científico me indigna ver sufrir este espacio y como ciudadano también porque el propio medio tiene mecanismos para regenerarse por si mismo pero la intervención humana lo impide», explica Servera. En su opinión, las causas que han llevado a esta delicada situación son múltiples y aunque cada una de ellas por separado puedan parecer insignificantes la interacción de todas lleva a la desolación.