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La actividad que se realiza en un taller de pintura del Port de Pollença está causando graves molestias a los vecinos del bloque de pisos del número 28 de la calle Magallanes. En el primer piso de este edificio vive una familia que tiene que soportar la actividad que realiza el propietario del taller, Gerardo Vizcaya. La chimenea por la que salen los humos tóxicos, cargados de plomo, provenientes de las labores de pintado de coches, está situada pocos centímetros de las ventanas de los dormitorios del primer piso. Además, la salida de humos está dirigida hacia la vivienda.

Lourdes Torralba, la propietaria del primer piso, estuvo ingresada en el hospital a principios de esta semana. Al padecer asma, los humos que salen por la chimenea le agravan más su dolencia. Tampoco permite ahora que sus hijos duerman en su habitación, ya que teme que el humo tóxico que sale por la chimenea les pueda afectar.

Lourdes ya ha denunciado los hechos al Ajuntament de Pollença, que en varias ocasiones ha decretado la paralización de la actividad del taller, al constatar que el propietario de esta instalación no posee ni licencia de apertura ni de funcionamiento.