El equipo responsable del proyecto explicó que la estimulación básica es una nueva concepción integral de terapia que abarca todos los ámbitos perceptivos.

TW
0

Un aula de estimulación basal se unió ayer a los servicios para discapacitados que ofrece el centro de educación especial Joan XXIII de Inca.
Este nuevo servicio, que no se incluye en los programas educativos de las administraciones públicas, ha sido posible merced al programa de ayudas de la Obra Social de sa Nostra que eligió este programa para conceder la ayuda de 1'5 millones de pesetas que destina a proyectos de estas características.

La inversión ha tenido un presupuesto total de más de dos millones de pesetas y ha contado también con la colaboración del CDER a través del objetivo 2.

El proyecto va dirigido a las personas que presentan discapacidades físicas y psíquicas graves y permanente, con trastornos sensoriales asociados. Todas estas personas tienen un desarrollo global muy lejano al que se considera normal y con sus capacidades de comunicación y percepción muy afectados. El proyecto se ha hecho extensivo a las personas autistas y con psicosis, que presentan un conocimiento distorsionado y desorganizado de la propia persona.

El aula está dotada con material adecuado que, según explicó sor Aina Rodríguez, directora del centro, «es un material muy costoso y que sólo ha sido posible adquirirlo gracias a que nuestro proyecto fue seleccionado para beneficiarse de las ayudas que ofrece sa Nostra».

El equipo responsable del proyecto explicó que «la estimulación básica es una nueva concepción integral de terapia que abarca todos los ámbitos perceptivos, incidiendo particularmente en las áreas más básicas táctil, oral, vibratoria, olfativa, somática y auditiva».