La panadería y cafetería Noe se encuentra con un muro de contenedores. | Jaume Morey

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La desesperación cunde en el negocio de Noelia Viedma. La panadería y cafetería Noe, en la calle Faust Morell, tiene que luchar contra un muro de seis contenedores de basura que Emaya le ha colocado delante de su negocio y le está hundiendo la facturación y, además, la moral.

«Hace cuatro meses me han colocado dos contenedores más y en verano huele fatal. La gente ya no se quiere sentar fuera, en la terraza», se lamenta Viedma, que se siente impotente. Al final ha optado por pedir la retirada de la terraza y ya no paga tasas, pero la caja, claro está, se resiente en este pequeño negocio del barrio de Pere Garau.

Viedma reconoce que está al borde de un ataque de nervios y llora desconsolada. «Me están entrando ratones en el negocio», dice mientras solloza esta joven empresaria, que pelea por mantener su pequeña panadería a flote aunque los tiempos son difíciles. Pese a que mantiene su negocio en un estado impecable y limpia a fondo todos los días, los ratones se le meten en el negocio, atraídos por el olor de los seis contenedores de basura.

«Hace poco tuve que cambiar el horno porque una rata se había colado en el interior. La empresa panificadora me ha instalado uno nuevo pero es que no hay derecho a esto», dice la empresaria.
Viedma dice que siente el apoyo de todo el barrio pero ella lo que pide al Ajuntament de Palma es que le retiren la batería de contenedores. «Cort no me hace caso aunque ponga quejas», se lamenta. Y muestra los escritos que ha mandado al Consistorio, además del informe de la panificadora, en el que alerta de que un roedor se le había colado en el horno.

La trastienda de la cafetería y panadería está repleta de trampas y pegamento para ratones. «No me merezco esto, necesito ayuda», dice desesperada. Y es que esta joven autónoma además es madre de un bebé. Trabaja todos los días de lunes a domingo y abre desde las siete de la mañana a las dos y media de la tarde. «Nunca descanso, abro todos los días de la semana, pero al final es agotador», dice Viedma.

La empresaria pide que venga Sanidad, «ya lo han hecho otras veces y han alabado lo limpio que está mi negocio». Pero reclama que Cort cumpla su parte: «Estoy pagando impuestos y al final tengo la basura delante y sin derecho a terraza», zanja.